Palencia es una emoción:

21 septiembre 2009

No somos nada sin los progres

Llevo quince años escribiendo sobre la mala educación, ya mi primer artículo publicado fue sobre este tema. Hoy pretendo hablar de la mala educación en su versión social, eso que llamamos buenos y malos modos. España es un pueblo de maleducados, no soy una persona que conozca mil y una civilizaciones extranjeras, algunas sí, pero según mi personal experiencia somos una panda de maleducados amargados. Amargados, sí, generalmente amargados.

Lo escribe Rosa Montero en El País Semanal, ya no saludamos, no nos despedimos, no decimos por favor ni gracias. Somos ásperos, maleducados y repelentes. Si me permiten enlazar con lo que está ocurriendo en las escuelas, ya no respetamos nada ni a nadie, padres, maestros, autoridades, no nos respetamos a nosotros mismos. Ceder el asiento a las embarazadas, a los ancianos, a otro cualquiera, es signo de debilidad, ser maleducado está de moda, la grosería causa furor.

Y es que ser educado parece de derechas, viene a criticar con rabia Rosa Montero. Y me asombra que alguien tan facha como yo, según Público y El Plural soy la derechona con barba, pueda coincidir con uno de los iconos de la cultura progre. En España somos asín, he escrito ya varias veces; estoy convencido de que algo hicimos mal cuando la Transición, nos creímos que todo lo que nos relacionaba con el franquismo era malo, negativo y debía ser rechazado, quisimos renacer desde nuestras cenizas y nos quedamos hechos una mierda de vaca. Desde ese momento histórico nos trasformamos lentamente y por razones de prestigio social (¡!) en ciudadanos inciviles, había que ser maleducado para ser progre. Para estar “à la page”, que se dijo hace tanto tiempo. Molaban los malos modos.

Poco a poco empezamos tutear a todo bicho viviente, a dejar de dar las buenas tardes y de pedir por favor, gruñíamos en su lugar, y confundimos el culo con las témporas porque ser educado era ser débil, de derechas y anacrónico. Rosa Montero habla de la buena educación y del respeto por bandera que todavía nos traen los inmigrantes, especialmente los sudamericanos con sus modos respetuosos y corteses, con su tono dulzón. En ellos podría estar el futuro pero lo tienen muy difícil porque la mayoritaria masa embrutecida los absorberá con el paso del tiempo.

Por eso necesitamos a los progres, sin ellos no vamos a ninguna parte, sin que ellos convenzan a la masa cretina, que cree que la igualdad de todos en lo ramplón, zafio, barriobajero y chulesco, no podremos cambiar el mentecato modo de relaciones sociales españolas. Son los progres los que tienen que destruir esa imagen sanchopancesca que tienen la buena educación, el respeto y la amabilidad entre todos nosotros, imagen impulsada por la gilipollez colectiva en un momento de vacilación histórica.

Será eso o que como decía al principio simplemente somos unos eternos amargados y queremos hacérselo pagar a todos los demás.

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