Palencia es una emoción:

18 noviembre 2009

Que no vuelva “la Roja” al País Vasco

Y soy consciente de que hoy los lectores me van a sacudir en la cocorota, seguramente con argumentos bien contundentes. Empezaré por decir que no me gusta que la llamen “la Roja”, ustedes supondrán fácilmente por qué.

Siempre había sido la selección nacional de España, ¿por qué cambiarlo? ¿Cuál de estas palabras es la que molesta? ¿O simplemente es que interesa, políticamente, el color rojo? ¿Es casualidad que esta poco original denominación haya coincidido con el predominio futbolero de la basket people zapateril y sus poderosos medios de comunicación? ¡Pero si siempre habíamos dicho “la selección” y ya bastaba! ¡Si nos entendíamos satisfactoriamente! ¿A quién no le satisfacía?

Pues yo no quiero que vuelva a jugar en el País Vasco. Aclaro: que no vuelva todavía, hay que darle tiempo al tiempo. El mantenimiento del cambio político en el País Vasco es tan importante que hay que hacerlo todo con pies de plomo, hay que vigilar todas las actuaciones y todas las decisiones con sumo cuidado y planificación.

La victoria en las pasadas elecciones autonómicas fue ajustada y se debería trabajar con inteligencia, decisión y mano izquierda para renovarla dentro de casi cuatro años. Todo cuanto se decida en el orden político económico y social debe encaminarse a consolidar el cambio. Empezando naturalmente por mejorar la calidad de vida y las condiciones de libertad de los ciudadanos. Si el gobierno constitucionalista de Euskal Herria es flor de un día sus beneficios será igualmente pasajeros.

Entre los votantes vascos hay varios miles de indecisos, ese amplio grupo de votantes que oscilan con su voto y que son los que hacen caer o no a un gobierno. Los errores y la cerrazón de los planes independentistas del anterior lehendakari facilitaron ese cambio… momentáneo. Respetémoslos y manejemos su voto con extrema precaución.

Y hay que consolidarlo rehuyendo el enfrentamiento, exactamente eso es lo que buscan los nacionalistas plañideros: la ofensa, aunque sea inventada, exagerada o sin fundamento. Representar el papel de víctimas, de incomprendidos, de boicoteados, de ofendidos, de despreciados. De vilipendiados. Para ellos siempre “España es culpable”, eso es vital para su estrategia, pero al menos deberíamos buscar dificultarles la comedia, que tuviesen que forzar la representación, que tuviesen que sobreactuar su papel, que se les notase la farsa.

No voy a referirme a que hacerlo sería dar excusas a ETA para poner un par de bombas porque ETA no necesita excusas ni por ellas habría que detener el funcionamiento democrático de una sociedad. ¿Qué prisa hay para que la Vuelta a España pase por Vitoria o por San Sebastián? Las cosas de palacio van despacio. O deberían de ir.

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