Palencia es una emoción:

18 marzo 2010

La sexta nos adelanta el futuro de España: Generación Ni-Ni

¿Me permiten ustedes que me queje otra vez de los valores que nuestras televisiones trasmiten a la sociedad? Sé que me repito, sé que quejarse de los valores sociales es propio de gentes poco actualizadas, poco modernas, conservadoras, atrasadas, cavernícolas y, oh, terror, hasta puede que del PP.
Que me llamen cavernícola no me preocupa, me molestaría más que me dijesen que soy del PP (o del PSOE), pues además de ser mentira restaría credibilidad a mi independencia. Quedemos en eso, llámenme cavernícola por no entender los valores recreativos, educativos, formativos, sociales, culturales y éticos o morales de programas como ese de la Sexta, “Generación Ni-Ni”. Y observen los lectores que he empezado por los valores recreativos.
Y no, no he visto ni un solo segundo de ese programa, me pasa con muchas cosas de la vida que ni he hecho nunca ni pienso hacerlo. Hay determinadas sustancias, actividades o lugares que no necesito conocer para saber que son perjudiciales, le ahorro al lector la lista dada su sagacidad. Generación Ni-Ni se puede añadir a esa lista dañina para la salud. Y para la inteligencia. Y para la ética. Y para la sociedad.
El caso es que la sociedad, parte de ella al menos, sigue semejante basura. Con fruición, incluidas las agresiones sexuales. Sospecho que hasta habrá quien disfrute de ello. Porque lo televisan, oiga, que lo televisa la Sexta. Sí, la Sexta, los radicalmente progres, defensores de los más débiles, del feminismo (incluida la mema versión femenil de la Bibi), de los débiles, los que se ríen del padre de Mari Luz por haberse pasado al PP, vade retro, ¡al PP machista y racista!
Eso sí, la Sexta seguirá retransmitiendo estas agresiones sexuales (¿Qué pensará la ministra de Igualdad de todo esto?) pero sólo a partir de las doce de la noche, faltaría más. Eso será, digo yo, porque el que agrede a partir de esas horas es menos agresor. Quisiera yo echarme a la cara al tal Roures o al otro payaso propietario de esa cadena, al payaso profesional me refiero, y preguntarles por su equilibrio emocional, por su equilibro ideológico y por el desequilibrio entre el dinero de su cartilla bancaria y su sensatez. Si ser gilipollas tiene premios por el mundo, el Nóbel de la gilipollez debe otorgarse sin disputa a quien defiende el feminismo y al mismo tiempo programa estas basuras mentales.
Y el premio al futuro más negro, a la sociedad más ridícula, menos crítica, más despreocupada, más hedonista y más vulgar habría que dedicárselo con ribetes dorados a la sociedad española.
Anda y que les den. Y a España, menudo futuro.

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