Integristas católicos en la prensa española

Oigo en la radio, leo en la prensa, tachar a Intereconomía, sus propietarios y sus programas, de "integristas católicos". Y con esa palabra ya están descalificados y condenados a las penas del infierno agnóstico, laico o incluso anticlerical. ¡A las calderas de Pedro Botero, si me permiten la expresión de mi infancia, santa infancia!

De entrada voy a admitir que soy seguidor de “El gato al agua”, tampoco demasiado, no vaya a ser que me contamine de tanto integrismo y alguien decida ponerme una estrella amarilla sobre mi pecho.

Sigo dicho programa dos o tres días a la semana pero con gafas de sol con filtros anti ultras por si acaso. Será por eso por lo que me encuentro con frecuencia determinadas afirmaciones que no comparto, aunque a lo peor les pasa lo mismo a todos los espectadores, incluso si no llevan mis mágicas gafas. Independientemente de eso, de Intereconomía me gusta que reconozcan abiertamente su militancia católica y de derechas, fuera caretas. Si los demás están orgullosos de ser de izquierdas, de ser laicos o de defender el aborto como un incomparable avance social, ¿acaso las gentes de Intereconomía no pueden presumir de lo suyo? Yo siempre he pensado que la derecha española tenía complejo de serlo, que al votante de derechas le fastidiaba reconocerlo y que votaba avergonzadamente y con la nariz tapada. Así, pues, sacar pecho y declararse políticamente incorrecto me parece una de las labores más importantes de dicho grupo empresarial. ¿A ver por qué Publiko puede presumir de zapaterista, republicano y radikal y los demás no pueden presumir de lo suyo? ¿O acaso es más digno ser de izquierdas que de derechas? ¿Es más democrático? ¿Es más justo, más libre?

Hombre, yo pediría más equilibrio en sus tertulias, menos “peperismo” (que ser de derechas no debe equivaler defender o exculpar al PP), menos exageración en la palabra y en el gesto y menos persecución al político contrario, pero ¿quién soy yo para decirle a Julio Ariza lo que debe hacer? Es su casa.

Lo retrógrado es que, para algunos, ser católicos y de derechas y estar orgullosos de ello equivalga a ser integristas. Seguramente los mismos serán muy comprensivos con los integristas zetartísticos, con los republicanos memoristóricos o con los pajines planetarios. Seguramente serán muy comprensivos con el radicalismo sectario de Bibiana, la Barbie abortista, o con el contradictorio comunismo millonario de Roures. Éstos no son integristas. Y es que todo vale... pero no para todos.
 PD Acabo de caer en la clave: A lo mejor a dichos críticos les encantan cadenas de televisión tan de derechas como Antena 3 y sus programas derechistas como “Física o Química”, la marranada indecente que tantos imbéciles padres permiten seguir a sus hijos. Eso sí es cultura, derecha civilizada, avanzada y progre. Ya.