Palencia es una emoción:

08 mayo 2010

Las bolsas de Carrefour y el hombre de neandertal

Como siempre, escribo por la noche. Acabo de contestar algunos correos de familia o amigos próximos y después de una jornada de trabajo me dispongo a repasar las noticias que todo el día llevan machacando la radio, la tele o Internet.
 
De pronto he vuelto a encontrarme con que Carrefour ya no nos va a hacer pagar la bolsas de plástico. Y eso a pesar de que su campaña “ha sido un éxito”. Ja. Conste que habitualmente no compro en Carrefour sino en el súper de la esquina, que es más barato, más familiar y los dueños me saludan y me despiden por mi nombre. Pero se apuntaron sólo dos días más tarde a la campaña del ecólogo de pacotilla que quiso ahorrar a Carrefour el precio de las bolsas. Espero que ahora siga de nuevo la estela de su hermano mayor.
 
A mí lo de Carrefour y todos estos hipermegasupermercados me da grima; Son una especie de mafia dictatorial que te marca qué productos puedes comprar o de cuáles debes olvidarte. Lo comprobé cuando dejaron de traer la marca de leche que yo siempre compraba y pusieron otra muy parecida, del mismo precio y de la misma calidad, pero que a mí no me gustaba; la busqué por todos los anaqueles, pregunté (cuando al cabo de un rato encontré a alguien que me atendiera) y me quedé con las ganas: Esa marca ya no interesaba, por las razones comerciales que los súper jefazos de Carrefour decidieran. Coño. Yo quería mi leche, de la marca de toda la vida, más conocida que Cristiano Ronaldo en Madeira, y con la que hacía yo mi café con migas de todas las mañanas. La nueva marca no me valía, coño, era igual pero no me sabía igual.
 
Me pasó después con mi café y con mi pasta de dientes de toda la vida. Y después con el yogurt y los antiparasitarios de Fermín (No se me asusten los lectores, Fermín es mi perro de agua). De pronto desaparecían y les sustituían por otros similares. Imposible encontrar lo que tantos años había servido útilmente. O sea, que cada cierto tiempo me pretendían imponer qué productos debo consumir o no… según le interesase a algún apolillado, apoltronado y alcanforado directivo de gayumbos coloraos. Así que me pasé al súper de la esquina, ya digo, que lo tengo más cerca, más barato y más personal. Que ahora los prebostes carrefourianos se hayan tenido que tragar sin agua el tema de las bolsas me satisface y me produce una complacencia casi sensual (lean bien, amigos) porque por una vez los consumidores se la hemos metido doblada a estos personajes que pretenden tener la potestad de decirnos lo que vamos a desayunar o no al día siguiente.
 
Pues resulta que a estos pazguatos, que conducen todo terrenos de última generación y que tienen casa en la sierra para montar en quad durante el finde, que se escudaban en la ecología para hacernos cargar a nosotros con el precio de sus bolsitas, les hemos dado una patada en el culo de tomo y lomo. Si alguna vez me he sentido manejado es cada vez que retiraban de las estanterías productos que tenían fácil y segura salida comercial y me dejaban a dos velas, obligándome a comprar otro producto similar pero diferente, que les interesaba a ellos venderme sin que a mí me interesara comprar.
 
Otra de las noticias del día es que el homo sapiens llegó a mezclarse con el neandertal. Hasta ahora los más sesudos científicos estaban convencidos de que esto no había sucedido y que simplemente el neandertal había desaparecido, quizá “ayudado” por el homo sapiens. Digo yo que esos científicos no habían buscado en los despachos de Carrefour.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En algunos centros Carrefour seguimos pagando las bolsas de plástico al módico precio de 1 céntimo de euro, pero no han retornado a la gratuidad anterior.

Con respecto al tema de la Leche la picaresca -en este caso del Proveedor- va más allá de lo previsto. Conocido es el hecho de que las leches una vez cumplido el plazo de caducidad han de ser re-envasadas a otro envase donde se establece los nuevos plazos de caducidad (manteniendo sus propiedades, según dicen), pero con la obligatoriedad de mostrar en un lugar del envase (eso sí, por lo general muy oculto), un numero, que va desde el 1 al 6 y que indica el número de veces que este producto ha sido puesto a la venta, evidentemente buscamos los envases con el número 1 pues entendemos que la leche no ha tenido sucesivas manipulaciones; pues bien ahora en los contenedores de cartón que llevan 4 estuches, si lo abres para comprobar has de hacerlo de todo el contenido porque los envases corresponden a distintas numeraciones.

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