Intereconomía, el elefante en la cacharrería de la izquierda

Intereconomía ha aparecido en los medios españoles cual elefante en la cacharrería de la izquierda española. La izquierda española es sobre todo mediática, sobre todo propagandística, sobre todo mitinera. Media izquierda española es de izquierda porque es lo políticamente correcto, porque da pedigrí y porque la derecha es básicamente inútil a la hora de defender sus ideas. Admito sin duda alguna la honradez de infinidad de militantes de base y votantes ilusionados de la izquierda. Por principio conviene admitir que ser de izquierdas es tan honesto, digno y democrático como ser de derechas, sin embargo un buen puñado de votos de la izquierda procede de la inercia tontorrona de lo políticamente correcto.

Decía que la derecha jamás ha sabido vender sus ideas; acomplejada y asustada ha sido un guiñol en manos de los medios de comunicación militantes de izquierdas, siempre temiéndoles, siempre defendiéndose de ellos, siempre escondiendo la cabeza entre los brazos por si acaso. En ese camino, los tradicionales medios de la derecha española siguen viviendo a la defensiva, en sumisión avergonzada, silenciosa y acomplejada, defendiendo postulados de centro derecha por aquello del qué dirán, escondiendo su visión trascendente de la vida, dando cancha a valores que le deberían ser ajenos y en definitiva oscureciendo su ideología, su militancia y su concepto de la política. En eso la prensa de izquierda les da mil vueltas en su entrega, radicalismo, solidaridad y firmeza militante. A aprender, oiga.

Intereconomía ha entrado con fuerza en los medios audiovisuales, dejando oír contundentemente sus opiniones, haciendo notar su paso firme, su visión militantemente trascendente de la vida. Va de frente, no rehúye el encontronazo y ha escocido en una malacoastumbrada izquierda que no acaba de aceptar lo que está pasando ni de comprender que los demás también tienen derecho. Derechos, quiero decir.

Se equivocó Eduardo García al insultar a la consejera catalana y se equivocó el ¿moderador? al callar ante la ofensa. Y se equivocaron el resto de tertulianos al otorgar su silencio a lo ocurrido. Todos ellos han pedido suficientemente perdón por lo sucedido; lo han pedido por activa y por pasiva, en público y en privado, oralmente y por escrito. Los medios de la izquierda más radical, fascista y chulesca están haciendo leña menuda de lo sucedido, son los mismos medios demócratas, tolerantes y respetuosos que rieron con el “puta España”, que aplaudieron cuando alguien cocinó un cristo crucificado y que toman al abordaje la dignidad del ser humano al aceptar en sus páginas centenares de anuncios de prostitución.

Yo quiero que me pidan perdón por todo ello, porque soy español, católico y entiendo que los anuncios de prostitución son una ofensa a la dignidad femenina del tamaño del departamento de modas de un “corteinglés” lleno de burkas. Quiero que me pida perdón el alcalde que insultó a los españoles que tenemos la estrafalaria ocurrencia de no votar al PSOE (por cierto, yo tampoco voto a los rivales del señor alcalde, lo que ni me añade ni me resta méritos o dignidad), quiero que me pidan perdón todos los bochornosos mindundis que programan vergonzosos, viles y despreciables chous televisivos en los que se insulta al respeto, a la inteligencia y a la dignidad humanas.

También quiero que me pidan perdón quienes pretenden enseñar a mi hija valores éticos y (a)morales opuestos a los míos, los que le permitirían en su momento que abortara sin contar con mi patria potestad. Y ya puestos, que me pidan perdón por su inacción culpable de que se hayan acumulado casi cinco millones de parados mientras ellos se preocupaban de pagar talleres de masturbación en Extremadura, mapas del órgano sexual femenino o páginas web vergonzosas en Cataluña. Por aquí tienen mi correo, espero recibir varios miles de peticiones de perdón tan elevadas, dignas y sinceras como las de Eduardo García Serrano.

Y también por haberme rebajado el sueldo