Adiós, Zapatero, adéu, adeus, googbye, au revoir, auf wiedersehen.

Pretendo escribir con serenidad, no dejarme llevar por las ansias ni las prisas. He esperado más de doce horas desde que saltó la noticia, he oído discursos, reflexiones, comentarios y opiniones. Naturalmente tenía y tengo las mías propias, pero he preferido esperar, meditar y después escribir.

Se va, se va, se va, aunque todavía falte un año. Ha sido el peor y el más sectario de los presidentes de la democracia, por encima incluso del que se atrevió a apoyar bajo mentiras una guerra injusta. Que salte el champán, que tiren confetis. Me alegro de que se vaya, le ofrecieron un curso de economía de dos semanas y o lo rechazó o lo suspendió. Naturalmente los que con él estaban nunca se lo dijeron, antes al contrario le disfrazaron la realidad, a ver quién es el guapo que le dice al rey que va desnudo de conocimientos, falto de preparación y sobrado de prepotencia. Nunca nadie se atrevió a ponerle el cascabel al gato.

Y así nos ha ido. Que suenen las campanas, que se celebren verbenas. Se empeñó primero en negar la crisis reiterada y tozudamente. Según nos vendía éramos los mejores, los más altos y más guapos y la crisis que asolaba a todo el mundo (no, la crisis no la causó Zapatero) iba a pasar a nuestro lado con un beso y una caricia. Porque Él estaba al mando y sabía más que nadie. Cuando ya no pudo negarla la mindundeó, la despreció y sobrevaloró sus propias fuerzas, dejando de lado su ignorancia, confiando prepotentemente en los meritos de su equipo y olvidándose de los que ya le ponían en alerta. Los planes económicos que pergeñó sirvieron para gastar 15000 millones de euros en rotondas, carriles bici y tapias nuevas en los cementerios de España. Los mismos que habría valido un AVE, de ésos que traen inversiones, empresas y futuro, pero sin AVE, sin inversiones, sin empresas y sin futuro. En cualquier caso no quiso ni supo reaccionar para contener todavía a tiempo el gigantesco tsunami de la crisis mundial, que dada la inacción gubernamental se cebó en nosotros hasta llevarnos a los cinco millones de parados y al colapso económico.

Que salgan a las calles fanfarrias, que disparen fuegos artificiales. Cuando Angela Merkel y Barak Obama le llamaron al orden reaccionó por fin. Tarde, claro, la crisis venía de fuera, sí, pero haber escondido la cabeza debajo del ala tanto tiempo nos costó el hundimiento económico. Hoy en España somos infinitamente más pobres que cuando Él llegó al poder, los sueldos se han reducido y las pensiones se han congelado. Aquellos a los que Él iba a defender son hoy infinitamente más pobres que hace cuatro años, aquellos a los que Él iba a apoyar han sido despedidos, hacen cola en el INEM, aquellos que eran los parias de la Tierra socialista ven las prestaciones sociales en grave peligro. Aquellos que ya veían la jubilación a la vuelta de la esquina les queda un maratón ¿Cabe mayor traición, mayor desengaño, mayor desastre?

Que se celebren conciertos populares, que los niños se vistan de domingo, que les doblen la propina. Ofendió a nuestros aliados al no levantarse ante la bandera de EEUU (luego mintió al negarlo, pero todos lo hemos visto), prometió a Pasqual Maragall que apoyaría aquel estatuto que saliera del Parlament catalá, mintiendo luego nuevamente al negarlo en televisión, desestabilizando la poco estable unión entre Cataluña y el resto de España. No supo controlar su sana intención y su buena voluntad al negociar con ETA, ofreciéndoles el oro y el moro con tal de ser Él quien pudiera afirmar ante miles de micrófonos y cámaras que ETA se había acabado. No supo dar un puñetazo en la mesa y detener a tiempo las conversaciones cuando se descubrían los zulos con explosivos o cuando los terroristas robaron 500 armas de fuego.

Que se celebren banquetes y festines, que a todo ello acompañó con revanchismo, con guerracivilismo, levantando demonios y pasiones que ya estaban aparentemente extinguidas en España, aplicando a rajatabla un laicismo agresivo que anima a los más brutos de su tribu a las barrabasadas que hemos presenciado últimamente y otras que se anuncian para Semana Santa. Para Él combatir por España era ampliar el aborto hasta convertirlo en motivo de atracción turística para las mujeres europeas. No le valía el apoyo mediático que tuvo González, al parecer no era suficientemente radical, de EL PAÍS, La Ser y PRISA y hubo de inventarse un nuevo grupo mediático extremista.

Que se celebren carreras de sacos y se regalen globos de colores, que se celebren ocho días de fiesta como en las reales bodas del medievo, que los mejores cocineros atiendan a la población en calles y avenidas, se va el primer ministro más fanático, más tercermundista, sectario y do(ro)losamente adoctrinador de la Historia de España. Las soluciones de los suyos pasaban siempre por los talleres sexuales, los preservativos y por arrogarse las enseñanzas morales que corresponden a los padres.
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Varias codas a la saga/fuga de ZP

Primera: Conste por encima de todo que si Zapa se va es por su fracaso absoluto, no se va porque sí, le echa el sentimiento de culpa. Su huída es un reconocimiento.

Segunda: ¿Qué hubiera sido de él si hubiera tenido enfrente un rival? Los años que nos habríamos ahorrado.

Tercera: Pretendió acabar con ETA, con el paro, con los desequilibrios sociales, con el capitalismo y con el poder de la Banca. Pero ETA sigue, el paro aumentó hasta casi los cinco millones y Botín le da consejos. Finalmente soñó con una Alianza de Civilizaciones que alcanzara todo el orbe y dejara huella indeleble. Y está dejando esa huella en este preciso momento... en Libia.

Cuarta: No supo rodearse de los mejores, sino de los más fieles, sectarios y maniqueos. Pajín, Aido, Zerolo... Ha dejado a su PSOE de “alma femenina” casi sin aliento ni futuro. Torpe, el pobrico.

Quinta: Bien por la ley antitabaco, un aplauso.