San Sebastián se ha alzado al final con la nominación española para la capitalidad cultural europea de 2016 en detrimento de otras ciudades como Córdoba, Burgos, Segovia o Zaragoza. Entre las razones valoradas por el jurado se mencionó de forma explícita por parte del presidente del comité de selección, Manfred Gaulhofer, la contribución que la capitalidad podría hacer al proceso de pacificación del País Vasco.
Es éste un criterio político sometido por lo tanto a la opinión individual, totalmente ajeno a lo que deberían ser neutros criterios culturales, y ello aceptando que en el País Vasco haya un proceso de paz... y no un engañabobos, que está por ver, también en los cementerios hay mucha paz. No sólo eso, sino que dado que el resto de las ciudades no podían contribuir a ningún proceso pacificador, dado que viven permanentemente en paz, habrá que colegir que San Sebastian jugaba con ventaja. Los votantes de ninguna de las ciudades descartadas podían pasar de dar tiros en la nuca y poner coches bomba a apoyar una determinada opción política, tal y como han hecho algunos ciudadanos de Donostia.
España se distingue desde hace tiempo por premiar políticamente a aquellos que la niegan, la maltratan y la ningunean, véase el intenso poder político de algunas autonomías y su influencia cultural, política y económica en la marcha del conjunto del Estado. España se distingue desde hace tiempo por negar el pan y la sal a quienes son base y raíz de su existencia histórica y política: Castilla y Aragón. Una vez más el PSOE, como el PP cuando estuvo en el poder, demuestra estar secuestrado por los votos del nacionalismo, parte del cual pretende precisamente acabar con España. No se olvide el lector de que seis de los trece miembros del jurado fueron elegidos por el Gobierno, el mismo Gobierno que depende del PNV en una serie de decisiones de grave importancia, siendo su supervivencia a través de la aprobación de los presupuestos del Estado sólo una de ellas.
Dicho lo anterior habrá que aclarar antes de que algún lector se lance con las fauces abiertas a mi garganta que sin duda una ciudad de la belleza de San Sebastian tiene enormes méritos para conseguir lo que ha conseguido. Pero el hecho de que sus votantes hayan escogido mayoritariamente una determinada opción política no es uno de ellos. O no debería haberlo sido.
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