Palencia es una emoción:

27 junio 2011

Intereconomía: “Ultrafachas y embusteros”


·          La tele da mucho prestigio como pueden demostrar Kiko Matamoros o Nuria Bermúdez
·          Eso les pasa a los de Intereconomía por ser de derechas, en el delito llevan su pena

Algo que nunca he podido entender es la supuesta elevada dignidad de la izquierda. Por algún motivo que desconozco la izquierda española se cree poseída de una legitimidad democrática y una excelencia ética y moral de la que carece la derecha. Es fácil deducir que ser de derechas es una tara de la que deberíamos librarnos cuanto antes.

Desconozco el motivo, pero la izquierda española parece creerse genuina heredera de Pericles mientras relega a la derecha a los excrementos de la democracia. En España ser de izquierdas parece ser un premio del destino sólo al alcance de unos cuantos privilegiados mientras ser de derechas es un sucio baldón del que todos los hombres de bien deben renegar.

A veces cualquier personaje de medio pelo, sin mayor currículo que salir en la tele –la tele da mucho prestigio como pueden demostrar Kiko Matamoros o Nuria Bermúdez - a esparcir basura digital, cualquier pelamanillas sin más autoridad que la de ser el barrendero de las bajezas humanas, se declara progre e inmediatamente adquiere una autoridad moral de la que carecen los grandes intelectuales –de los de verdad, de los académicos- de la derecha.

Es lo que ha pasado con un tal Jordi González, ¿periodista? destacado por acompañarse habitualmente de afamados personajes del calibre intelectual de Belén Esteban o Paquirrín, notables individuos que salen mucho en la tele porque... porque salen mucho en la tele. Lo que obliga a varios millones de españoles a alimentarse intelectualmente de sus grandiosas contribuciones a la cultura, al progreso y al éxito de la sociedad. El tal Jordi ha realizado una asombrosa entrevista incensario a José Bono, una entrevista laudatoria sin el más mínimo afán de crítica, como sólo un colega puede entrevistar a otro colega. Y por supuesto la palabra está empleada en el sentido de germanía que las más torpes tribus urbanas han puesto de relieve.

Y de esa entrevista y sus corolarios Jordi ha concluido que los de Intereconomía (¿los dueños, los periodistas, el fontanero, los técnicos, el chico de los cafés?) no son fachas sino “Ultrafachas”. Nada menos, oigausté. Y con eso ya están absolutamente descalificados, condenados a los reinos de la maldad, asimilados a trogloditas, cafres o animales de bellota. Eso les pasa por ser de derechas, en el delito llevan su pena. Y lo ha telegrafiado en tweeter a todos sus seguidores. ¿Cómo puede tener seguidores alguien así? ¿Cómo puede pretender que sus opiniones políticas, literarias, musicales o gastronómicas interesen a alguien? A alguien que no dé encefalograma plano, quiero decir.

Pero como es progre seguramente tiene razón, como es progre y yo le critico deberé ser desterrado a los desiertos más alejados, arrojado al fuego eterno, desmembrado por cuatro caballos percherones y mis restos arrojados a la fosa de las Marianas. Porque como es progre él tiene derecho a decir lo que quiera y a entrevistar a Bono como le salga de los tegumentos procreativos. Y a criticar a los ultrafachas, sin hacer nunca ni la más mínima mención de los ultratrotskistas, ultramarxistas o ultraleninistas. No, de ésos no se habla, faltaría más. Los ultraprogres hacen bien en ser ultraprogres, levantémosles un altar en cada calle, pongamos su nombre a plazas y avenidas, beatifiquémosles, santifiquémosles, adorémosles, que son de izquierdas.

Y dicho esto, déjeme el lector aclarar que no sólo no apoyo ninguno de las destemplanzas de Intereconomía (lo de Gasol es un mojón más que señala otro exceso más) sino que algunos los he criticado en esta misma columna. Y entre los errores reprochables me permito incluir el tratamiento dado a José Bono. Desde luego, error por error el más criticable es ser de derechas, ¡a quién se le ocurre! Nada de lo que dijeran o hicieran tendría importancia si hubieran sido de izquierdas. Mala elección la vuestra, chicos.

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