En
el PSOE se puede liar muy gorda tras la previsible derrota de Rubalcaba. Para
que Rubalcaba sea derrotado en el próximo aniversario de Franco previamente
tuvieron que apartarle del camino a Carme Chacón, que pretendía disputarle la
representación del PSOE. La democracia interna socialista funcionó y entre
lágrimas la víctima reconoció su humillante derrota. ¿Democracia interna? Sí,
la misma que nombró a Rajoy sucesor de Aznar, seamos claros.
Si
las cosas suceden como se prevé en esos momentos en que escribo a Rubalcaba no
le va a reconocer ni su señora madre tras el enorme varapalo que la sociedad va
a dar en su cabeza a Rodríguez Zapatero, el peor presidente posible de una
España imposible, el presidente que negó la crisis, llamó antipatriotas a los
que le contradecían (lo que debe incluir a socialistas como Almunia y M. A.
Fernández Ordóñez), afirmó que decir que
España era una nación era algo discutible y discutido (“el concepto de nación”)
y aludiendo a la defensa de los valores sociales de la izquierda creó, con la
inestimable ayuda de los sindicatos, cinco millones de parados, amén de bajar
sueldos y congelar pensiones.
Y
cuando Rubalcaba se lleve sobre la cabeza todos los palos en forma de voto que
los ciudadanos quisieran descargar sobre Zapatero... ¿quién le sustituirá?
¿Otro desconocido diputado... de León? El PSOE va a quedar como un solar y sólo
los más arriesgados o los más ingenuos desearán tomar en sus manos una nave con
tantas vías de aguas, nave que abandona todo el que puede, nave en la que los
españoles no desean montarse. ¿Tal vez Patxi López, previamente desalojado del
gobierno vasco por la torpe política zapateril? ¿O intentará repetir
experiencia Carme Chacón?
A
Francisco López se le reconoce una labor de gobierno y de integración, más allá
de aciertos o errores no se le han oído demasiados excesos vasquistas,
demasiados afectos nacionalistas. Todo lo contrario que a la señora Chacón. A
diferencia del socialismo vasco, con alguna excepción notable, el socialismo
catalán es más nacionalista que socialista, más próximo a las tesis del
terruño, algo que se suponía enfrentado al internacionalismo proletario, que a
la de los parias de la Tierra. Carmen Chacón ha dejado ya demasiadas huellas
rechazables en los titulares de prensa. La última salida de tono ha sido
defender la insumisión ante la sentencia del TSJC contra la imposición
exclusivista del catalán en las escuelas.
La
sentencia no le ha gustado a la ministra de Defensa y propone saltársela, sin
más. ¿Se imaginan que El Lute, aquel robagallinas del franquismo que por estas
tierras cruzó el Canal de Castilla a nado para huir de la Guardia Civil,
hubiera propuesto la insumisión ante las sentencias que le disgustaban porque
le condenaban? ¿Se imaginan a un ministro de Francia, Alemania o la República
del Congo oponerse así al imperio de la Ley? ¿Se imaginan a todos los españoles
saltarse la Ley cuando no nos guste?
No
se entiende que una ministra pueda proponer semejante disparate sin que el
presidente del gobierno la llame al orden inmediatamente, le exija una
rectificación y en caso negativo le firmara el cese, como dice un vecino mío,
“ipsofácticamente”. ¿Tiene sentido que alguien así, con esa falta de respeto
por la ley y por la democracia, aspire a presidir un gobierno democrático? ¿Y
si un día no le gustan mis opiniones qué sería capaz de hacerme? ¿Y si otro día
no le gustan los resultados de las urnas qué estaría dispuesta a hacer?
¿Impondría desde su supuesta estancia en la Moncloa su visión catalanista de
España? ¿Qué se pensará de esto en las urnas de Cuenca, Sevilla o Badajoz?
La
primera de estas últimas preguntas tiene fácil respuesta, claro que tiene
sentido en un país cuyo presidente afirma que el concepto de nación es
discutido y discutible sin que la ciudadanía se haya echado al monte, sin que
las calles hayan ardido en manifestaciones de rechazo. ¿Se imaginan a Obama
diciendo algo semejante? ¿Y a Sarkozy? ¿Se imaginan ustedes que París iba a
quedarse callado como se quedaron Madrid, Palencia o Guadalajara? Y si embargo
en España es posible, perfectamente posible, algo propio de un país selvático
en cuestiones de democracia. Sólo en un país de fanáticos, de gente primaria en
valores democráticos, se permiten dislates de tal grosor. Los fans
incondicionales del PSOE, como en su caso los del PP, todo lo permiten, todito
lo consienten con tal de que no gane “el otro”.
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#Chacóndimisión
es de lo más repetido, solicitado y demandado en twitter, donde el lector me
tiene a su disposición. @pedrodehoyos
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