Palencia es una emoción:

15 septiembre 2011

El supervisor de nubes


Ramón Gómez de la Serna me parece un escritor injustamente tratado por la Literatura Española, se le trata como a un autor de poca relevancia cuando suyos son parte de los más profundos pensamientos de la modernidad española. A Zapatero le gusta y eso sería buena señal si hubiese llegado a tiempo, pero dado el estado de España se queda en mera y triste casualidad.
A mí me gustaría supervisar nubes, de pequeño en el patio de mi escuela ya jugaba a eso y tendido boca arriba mientras otros marcaban goles yo pasaba los recreos descubriendo nubes con forma de burro o de jirafa o con la cara de la profesora de la clase de al lado.
Supervisar nubes es divertido… los diez primeros minutos. Te cansas enseguida porque tienes que echar demasiada imaginación y mucha valentía para catalogarlas todas. Además, enseguida llegaba el timbre y tenía que volver a la realidad; luego en clase, mientras mis compañeros narraban excitados sus heroicidades deportivas yo sólo podía quedarme callado.
Deseo ardientemente que Zapa supervise nubes ya que no ha sabido supervisar España, quizá también le faltaba imaginación o valentía para poner en marcha las soluciones que le apuntaban socialistas como Miguel Ángel Fernández Ordóñez o Joaquín Almunia. Le resultaba mucho más fácil hacerse el héroe con los sindicatos que sólo podían quedarse callados.
Supervisar nubes debe ser bastante aburrido cuando llegas a determinada edad, supervisar nubes es una actividad radicalmente pasiva, torpemente ineficaz cuando no eres un niño; supervisar nubes cuando tienes sobre tus hombros la responsabilidad de dirigir un país es también una cobardía. ¿No es fácil comprender lo que ha pasado en nuestro país estos últimos años sabiendo que Zapahuero se ha dedicado a supervisar los cielos en vez de supervisar España?
Ramón Gómez de la Serna era un genio adelantado que en una sencilla frase definía un objeto o un problema, poniendo sobre él el dedo de la ironía. Entre sus muchas greguerías hay alguna que se puede perfectamente aplicar a nuestro presidente del gobierno, supervisor de nubes a tiempo completo durante los últimos siete años y medio: “La sidra quisiera ser champán pero no puede porque no ha viajado al extranjero”. Es interesante que nuestros líderes sean cultos, pero sobre todo es interesante que nuestros líderes sean líderes, marchen delante con nuestra confianza y sepan a dónde nos llevan.

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