Palencia es una emoción:

12 junio 2017

El multimillonario y la españa plurinacional

Hace ya tiempo que tengo claro que nos gobiernan los menos malos. No, no me refiero al día de hoy ni al partido que está hoy en el gobierno. La mía es una reflexión general, sin fecha precisa en el calendario. Simplemente me temo que mientras no cambie la sociedad nos van a gobernar lo que nos gobiernen no por méritos propios sino por deméritos de los demás.

El mío es un voto inquieto, indeciso, inseguro, de ir y venir; que por alguna razón nunca se dirige a los partidos mayoritarios. No encuentro razones para votar a los partidos a los que vota la mayoría, llámenme raro si les parece. Tengo el pleno convencimiento de que si nos gobierna un partido que está penetrado íntimamente por continuos casos de corrupción es porque los demás no dan la talla, porque son peores para los votantes, sea porque tienen programas imaginarios, sea por sus propias contradicciones internas o porque quieran imponernos fórmulas que arrastran cien años de fracasos. Unos y otros buscan escenas de amor con los votantes pero a la hora de la consumación ese amor se viene abajo y el españolito termina yéndose con su voto… por los cerros de Úbeda. Somos un país en el que lo nuestro es lo nuestro y por malo que sea siempre es mejor que lo de los demás. ¿Hay alguien que no levante la barbilla y agrande los ojos al decir “mi pueblo es el mejor”? Como mi pueblo no hay ninguno. O como mi partido. A pesar de que las barbaridades de las que se le acuse.

Somos un país que mantiene una permanente discordia respecto al himno y la bandera, los símbolos que encarnan la unidad nacional… pero es que hasta discutimos si somos o no una nación. Y ojo, que esto se ha discutido incluso desde la jefatura del gobierno… Miren, el caso más claro es el de Ignacio Echeverría, el héroe del monopatín, que debería tener una estatua en cada cruce de caminos, debería ser el supermán al que imitaran todos los niños españoles en sus juegos de calle. Pero resulta que tenía determinadas profundas ideas religiosas, y puede que también sociales y políticas, que hacen que las autoridades de su ciudad natal rechacen ofrecerle un homenaje. España es un país en el que los héroes solo son héroes si son de mi bando. Quizá porque solo los de mi bando merecen ser héroes.

Incluso rechazamos, buscando subterfugios baratos y retorcidos, la multimillonaria donación del multimillonario más millonario. Con la excusa de que es millonario y por lo tanto enemigo del pueblo algunos quieren rechazar 320 millones destinados a la sanidad pública. Oiga, ¿y si se lo regalaran personalmente a usted también los rechazaría?

Algunos políticos españoles viven del enfrentamiento, de la confrontación, de dorar la píldora a votantes que creen tontos, que se saben tomados por tontos, de enriquecer disputas simples, de tomar a los votantes como si fuéramos memos personajes de esas nefastas series nacionales, casposas, vulgares, ordinarias, y como si ellos fueran los guionistas. A algunos no les importa y a otros no nos importaría exiliarnos a Andorra. Si pudiéramos.


Ya me voy, señores. Les dejo con unas preguntas y un poco de mala leche: ¿Cuando esto de la España plurinacional se solucione cuántas naciones habrá en España? ¿La nación que parió a España, la nación que se auto disolvió después de 700 años de vida independiente, estará a la altura de las demás o seguiremos siendo el culo de España como hasta ahora? ¿O es que esto de las naciones de España solo cuenta para los privilegiados de siempre?

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