Soy un fan de Cheers, del
original, aclaremos. Era, sigue siéndolo puesto que sigue siendo emitida, una
serie de culto, de humor inteligente, de fina ironía, que mostraba a la vez el
lado ácido y el lado humorístico de la vida. Dicen que Telecinco ha emitido una
copia hecha en España. ¡Ángelamariajuana!
Lo sabía, me lo han pasado por la
cara varias veces, a sabiendas de que yo
siempre he sido un fan, precisamente por eso me he olvidado de ello y he preferido
otras cadenas durante el fin de semana.
Todas las críticas, y Twitter, el
gran crítico de la sociedad española, se han puesto de acuerdo para cercenar de
raíz las esperanzas que los creadores habían puesto en la nueva serie. En la
copia, quiero decir. ¿Es que todavía hay alguien que no sabe que el mal del
cine y de la tele española no tiene remedio?
El mal se llama pésimos actores,
tanto que alguno debería empezar por aprender a pronunciar, el mal se llama
falta de ideas, el mal se llama malos guionistas y el mal se llama, aunque no
habrá sido en esta ocasión, sectarismo. Y eso no se soluciona así como así, de
pronto, tomando ideas de otros y copiándolas para España.
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