Si
en el movimiento de indignados (¿Habrá alguno más indignado que yo, alguno más
cabreado con esta sociedad y este sistema?) que pretende ocupar Wall Street
hubiera habido una sola baja, si uno solo de esos americanos hubiera sido
rozado por la porra de un humilde policía norteamericano ya tendríamos armada
la mundial. “Públiko”, “El País” y “El Plural” habrían vomitado su justificada
rabia por las cuatro esquinas de su primera plana, no digamos si un policía
nacional español hubiera mirado mal (¡...!) a uno solo de los okupantes de la
Puerta del Sol.
Pero
en Egipto han matado, sí, matado, sacrificado, asesinado, a veinticuatro
señores y parte de la prensa española lo comprende o al menos lo minimiza. Esos
veinticuatro (¡24, oiga!) no merecen el calificativo de escándalo, sólo son
cristianos. Y moros. Bueno, moros no son, pero ustedes me entienden. Y además,
clamaban por su religión, si al menos hubieran clamado por los derechos de los
homosexuales, de las mujeres apedreadas o de los desheredados de mundo mundial
podrían haber encontrado amparo, pero sólo reivindicaban poder manifestar su
religión cristiana en un país mayoritariamente musulmán, no son nadie, no son
nada.
Nos
han hablado de la relatividad del tiempo, pero ahora descubro la relatividad de
los números. Ser cristiano en Europa es un atraso, una antigualla, algo
desfasado, algo a suprimir. Aquí lo que nos interesa es la pela, o el euraco, y
lo demás nos la sopla, perdonen ustedes la ordinariez que saben que no soy habitual
de las palabras soeces. Pero sea como sea no estamos para las cosas
espirituales, vayamos a lo práctico, si hay que asesinar a niños nonatos
hagámoslo rápida y silenciosamente, si hay que votar a un corrupto hagámoslo y
miremos para otro lado, si hay que defraudar que nadie se entere.
¡Para
asuntos espirituales estamos! Esto de las religiones es un cachondeo lleno de
curas pederastas, de monjas lesbianas y de practicantes hipócritas. Hablemos de
mis derechos y de tus obligaciones, hablemos de asuntos prácticos y dejemos a
los que tengan sentimientos religiosos que se ahoguen ellos solos, no son nada,
no pintan nada en una sociedad mecanizada, capitalista y moderna, chachi piruli
de modernos que somos, a la que son ajenos.
Egipto
nos pilla muy lejos a no ser que los odiados norteamericanos lo invadan, a no
ser que nos venda petróleo, o que no nos lo venda, o que Israel apiole a unos
cuantos infelices, todos musulmanes, por supuesto, en cuyo caso la Alianza de
Naciones inventada por Zapatero, inservible hasta el momento, intervendría con
una mesa redonda sobre la maldad de la alianza entre el sionismo y el
capitalismo a la que sólo se puede oponer el internacionalismo proletario.
Si
en este mundo ser cristiano ya ha quedado para gilipollas y descerebrados ser
copto es de... ¿Coptos? ¿Y la cuala cosa es eso?
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