Cuando Zapatero llegó a la presidencia del Gobierno la primera crítica que
recibió fue que no tenía experiencia política suficiente para el cargo, que no
era más que un semidesconocido diputado por León, sin suficiente aprendizaje ni
conocimiento de la política. Se empecinó en negar tozudamente la crisis
económica, a pesar de los sabios consejos de otros políticos tan socialistas
como él pero más expertos, pongamos que hablo de M. A. Fernández Ordóñez o
Almunia, empeñados en corregirle durante años. Quedó demostrado que Economía no
se aprende en dos tardes. Así nos ha va.
Ser político es una responsabilidad muy grande. Representas a muchas
personas y tienes que tener en cuenta muchos y grandes intereses a veces
contradictorios. Debes conocer la realidad legal, económica, social y política
que te rodea, por lo que tu preparación, tu conocimiento y tu experiencia deben
ser muy profundos y tan especializados como variados.
No cualquier persona está preparada para ser diputado o senador. No basta
quererlo, tener los contactos necesarios y presentarse en la lista adecuada.
Representar a tu pueblo, a tu gente, a tu provincia requiere algo más que
apretar un determinado botón según los dedos que levante el que nos pastorea.
No basta ser una buena persona ni siquiera ser una gran persona, no basta ser
popular, no basta con ser simpático.
La experiencia es imprescindible, experiencia en abrazarse a los problemas
de la calle, experiencia en salvar dificultades legales, experiencia en acudir
en primera persona a solucionar trámites administrativos, políticos, económicos
o sociales. No se trata tan solamente de asistir a plenos y votar como nos
indican. Representar a los tuyos y sus intereses es, debe ser, un compromiso
mucho más elevado que eso.
Los partidos políticos cometen frecuentemente el error de “fichar” a
personajes populares, léase cantantes, actores o deportistas, sólo por ser
caras conocidas, por tener una buena imagen con la que captar votos, con la que
atraer las simpatías del pueblo. El problema llega cuando esos personajes,
grandes profesionales en sus respectivos campos, llegan al escaño sin tener
conciencia de la responsabilidad que se les viene encima. Eso sí, no suele
hacerles falta si se limitan a obedecer respetuosa
y silentemente la voz de su amo, aunque se les eche en falta la responsabilidad
del compromiso y del voto con conocimiento de causa, aunque se les vea hueros
de todo conocimiento.
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