Déjenme apaciguar a los lectores
más revoltosos: Me gustaría que Pa negre no tratase sobre la guerra civil
española ni sobre la postguerra. Sí, aunque a su autor no le guste hay
demasiadas pelis sobre la guerra civil, por lo general todas tendenciosas. Me
pregunto yo si no habrán equilibrado ya en número y sectarismo a los que se
filmaron en aquella época, Balarrasa y Raza incluidas.
Si el cine español está en la
ruina, sin espectadores y viviendo de las subvenciones (Pa negre sin embargo ha
alcanzado los tres millones de euros de recaudación) se debe sin duda al
rechazo de los espectadores, y pido perdón por lo que evidentemente es una
tautología. Malos guiones, asuntos repetidos, sectarismo y adoctrinamiento son
algunos de los síntomas de la grave enfermedad del decadente cine patrio.
Sin embargo me alegraría que Pa negre
pasara la criba y acudiera a los Óscar. De entrada estar entre los mejores del
mundo en cualquier cosa, muy especialmente si se trata de algún acontecimiento
cultural, es para que estemos orgullosos en un momento en que la moral patria
debe andar por los suelos. Que la película sea en catalán es motivo especial de
orgullo, que la cultura española sea difundida por todo el orbe debe alegrarnos
en lo más profundo, que en la Meca del cine sepan que en España disponemos de
cuatro idiomas, de cuatro culturas y de cuatro literaturas es para hinchar el
pecho y no respirar hasta navidad.
Que haya espectadores que
lamenten que la representación española pueda caer en una peli en catalán me
produce depresión y mareos. España es rica y tiene, nos guste o no (A mí me
encanta, me admira y me satisface) varios idiomas, todos ellos españoles. Que
esto produzca malestar a algunos me permite encuadrarlos en dos clases de
ciudadanos que se necesitan y se alimentan: estúpidos separatistas y memos
separadores, colaboracionistas imprescindibles en un hipotético fin de España.
Sé lo que está pasando por la
mente de algunos lectores: el uso y manipulación a los que políticos de tres al
cuarto someten a los idiomas para
separarnos, para enfrentarnos y para sacar rentabilidad política. Es cierto,
muy cierto con frecuencia, pero yo hoy sólo quiero hablar de cine, de “Pa
negre” y de mi esperanza de que sus autores no sólo lleguen a pisar la alfombra
roja, sino que puedan subir al escenario y recoger el ansiado trofeo. Me
sentiré orgulloso de España y de su cine. Aunque no me guste.
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