Yo no, claro, yo no he hecho
nada, pero permítanme que me sume a las celebraciones y que salga a mi balcón a
gritar de euforia. A “La Noria” ya no le quedan anunciantes, todo se acabó y
paulatinamente se han ido desenganchando de uno de los emblemas de la
televisión basura.
Claro que todavía puede quedar alguna maniobra para tratar de revivir al muerto, pero en esencia nos hemos cargado –se la han cargado ustedes- a Goliat.
La pregunta que yo me hago es por
qué nos detenemos, por qué se detienen quienes han tenido tanto éxito y por que
llegamos a conformarnos con tan menguada tarea cuanto tanto nos queda por
hacer. Acabamos de demostrar lo fuertes que podemos llegar a ser los
espectadores decentes, aquellos que tenemos dos dedos de frente y sabemos
usarla para manipular el mando a distancia.
¿Por qué conformarse con una
victoria parcial, por qué si el éxito ha sido tan rápido e inesperado no repetimos?
Ahí quedan unas cuantas oportunidades más para dignificarnos, para demostrar al
mundo -bueno, tal vez sólo a España- que nos somos tan idiotas, tan
manipulables, tan extremadamente incautos como se creen, como nos quieren hacer
creer. Si elaboramos una lista, propongamos cuatro o cinco nombres, nada más de
momento aunque la lista es eternamente inmensa, y sigamos el mismo tipo de
tarea que acabamos de acometer (ya digo que me sumo al éxito que han obtenido
otros) hasta que nuestro nombre sea Dignidad.
No estoy pidiendo que se llenen
las televisones de "Eduardos Punset", la televisión tiene que ser
divertida sin ser chabacana. A todos se nos llena la boca al hablar de
telebasura y si nos preguntan todos vemos La Dos, ¡ja!, sin que Telecinco y
Antena 3 y sus comedietas indignas, altamente ofensivas al buen gusto, sean
vistas por nadie en España. ¡Hagámoslo realidad!
Démonos cuenta de que somos
muchos y tenemos poder, tenemos una fuerza que no nos esperábamos. Dejemos de
hablar y parlotear fácilmente en la barra del bar y en las reuniones de amigos
y pasemos a la acción, repitamos la acción, mejor dicho. Recuperemos la
dignidad.
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