Un juez ha llamado a declarar al
consorte de una heredera al trono de España. Hay que ver qué mala suerte ha
tenido el rey con los yernos. Claro que le puede pasar a cualquiera. O con los
hijos, también le puede pasar a cualquiera. En todo caso ésta no es la misma
monarquía que nos habían vendido cuando éramos más jóvenes y empezábamos a
votar.
Y todo por la familia política,
Díos mío, con quién se casarán mis hijos, a ver si me la lían también a mí. Yo
juego con ventaja, ni mis hijos ni mis yernos o nueras podrán utilizar mi buen
nombre en beneficio propio. Más que nada porque nadie les iba a hacer caso ni a
dar importancia. Las guías telefónicas están llenas de determinados apellidos,
en cambio hay muy pocos que se apelliden Borbón y eso trasciende mucho a la
prensa.
El juez ha dado el primer paso
para meterle mano al cuñado del futuro rey de España. Es curioso, un vasco de
familia abertzale es el que más ha hecho por la III república española. El caso
es que la monarquía no ha salido indemne de todo esto y se está tentando la
ropa a ver si le salpica algo de tan feo asunto. De momento el jugador de
balonmano sólo tiene que declarar y no está acusado de nada. Pero me pregunto
qué hará la princesa Cristina en el hipotético caso de que su excelentísimo
marido sea llevado a juicio ¿Y si fuera condenado? Mira tú, ¿una heredera a la
corona con un marido en chirona? Eso no puede ser y además es imposible. O
prescinde del marido o de la herencia. Yo lo tengo claro, la corona pesa mucho
y trae demasiados dolores de cabeza, es infinitamente mejor ser un simple
mortal.
La monarquía se desgasta con el
tiempo, todas pasan su annus horribilis. Algunas cada mil años y otras cada
treinta y tantos. La Casa Real (¿Por qué se dice siempre “la Casa Real” y no se
dice “El Rey” directamente? ¿Por qué el circunloquio?) reaccionó tarde y mal
cuando exilió al yerno, la prueba es que España se ha llenado de chistes sobre
la familia del rey. Alguien tenía que haber dado el paso de explicar claramente
al pueblo qué pasaba y por qué pasaba. Un manto de limpieza en vez de un manto
de dudas cubriría a “la Casa Real”.
No soy especialmente republicano
ni especialmente antimonárquico, pero la monarquía española está cayendo presa
de sus propias contradicciones. Se supone que están por encima de la pelea
diaria, de la pelea política, de las peleas mundanas, pero sus hijos se
divorcian o se casan con divorciadas o tiene maridos con actividades poco
nobles. ¿Cómo era la frase utilizada en el comunicado real?
No quiero una tercera república
mientras la impulsen quienes añoran la segunda, ese fracaso social, político y
económico. Si ha de venir la república que sea de verdad la tercera, nunca una
segunda Bis. El largo aplauso que las Cortes brindaron a Don Juan Carlos el otro
día me recuerda episodios de la Historia Universal en los que los mismos que un
día aplaudían al otro tiraban piedras. O de la soga, depende del país y del
episodio.
Tendrán que limpiar a la
monarquía los que quieran que dure, no sé si para ello será preciso exonerar a
Urdangarín sin el más mínimo asomo de duda razonable (algo muy difícil de
lograr) o meterlo en el trullo sin juicios ni mandangas. Quizá lo que hizo no
sea ilegal pero fue muy feo, huele mal y pone en peligro la estabilidad de un país de más
de cuarenta millones de habitantes.
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