Palencia es una emoción:

31 diciembre 2011

¿Qué nos van a dar a cambio?

De acuerdo, aceptamos la subida de impuestos, ésa que Rajoy dijo que no iba a haber, las congelaciones salariales y las dos horas y media laborales más a la semana como animales de compañía de nuestra triste existencia. ¿Pero qué nos van a dar a cambio?

Somos pacientes, como pueblo somos ejemplares, discretos, disciplinados, mansos y coronados de espinas. Estamos incluso de acuerdo en callar y aceptar que la culpa es siempre del anterior gobierno y en que no quedaba más remedio que tolerar esos maderazos en la cocorota, propinados por el segundo consejo de ministros de Rajoy, pero ¿no va a ir nadie a la cárcel?

Yo quiero ser islandés, a pesar del frío y del aislamiento. Quiero ser como los que han metido en la cárcel a sus gobernantes y banqueros, aquellos que condujeron al país a la crisis. Islandia va a crecer este año el triple, una vez puestos a buen recaudo los culpables de su desastre.

Me han congelado el sueldo: Quiero saber el nombre del banquero que ordenó dar créditos a todo el mundo, sin pararse a ver si se podrían devolver o no, con tal de engordar su avaro bolsillo; quiero saber qué gobernante endeudó su ayuntamiento o su autonomía hasta límites intolerables. Me urge conocer el teléfono del que quiso poner un aeropuerto en cada barrio, la dirección del que dilapidó millones de dinero público en renovar aceras innecesarias o inventar grandilocuentes rotondas superfluas. Quiero saber quién se durmió durante años en los laureles del ladrillo y no supo prever una alternativa laboral y económica a tanto chalet adosado y tanto superpiso o superurbanización que ahora duerme el sueño definitivo en un páramo yermo.

Me obligan a jubilarme más tarde, trabajando más años por una pensión inferior: Quiero saber qué va a ser de tanto chorizo que se ha forrado con la ingenuidad de obreros engreídos que pretendían dominar el mundo desde su nómina artificialmente hinchada, quiero saber qué se va a hacer de quienes a su conveniencia inventaban brotes verdes donde no había más que pedregal y desierto, quiero saber qué va a pasar con los que a éstos reían las gracias y palmeaban las espaldas y ahora pretenden ser novedosa alternativa.

Me hacen trabajar más horas al mes por menos sueldo: Necesito saber qué va a pasar con políticos de todos los pelajes con dos, tres y hasta diez cargos; Necesito saber cuándo se les va a suprimir tanta prebenda, tanta regalía y tanta paga extra, que me digan cuál es su parte de sacrificio. Necesito saber en qué momento histórico se suprimirán estructuras organizativas caras e innecesarias reformando una Administración hipertrofiada al servicio del sistema y no al servicio del ciudadano.

Me van a subir los impuestos, necesito saber cómo va a cambiar la estructura de la sociedad para ahorrar esfuerzos, para no derrochar inversiones, para controlar cada euro que salga de mis impuestos. Quiero saber quién les va a leer la cartilla a quienes de mi sueldo extraían unos euros cada mes de junio para gastarlos en grandes cartelones de propaganda cada vez que se inauguraba una farola, quién con mis sudores pagaba subvenciones a los homosexuales del Congo, pobrecillos, quién con mi trabajo pagaba cursillos para que mis hijos o los de mi primo el del pueblo aprendieran a masturbarse en catalán. Quiero saber quién y cuándo van a dar una galleta en el cogote a quienes invertían mis impuestos en puticlús, en promocionar el sexo adolescente o la píldora del día después en vez de promocionar la responsabilidad, el trabajo bien hecho y el esfuerzo personal.

Y ya puestos a exigir quiero saber quién ha callado, consintiendo la postración de la sociedad, el hundimiento moral de la clase media, el “todovalismo” amoral, capitalista y nihilista de una sociedad idiotizada por programas profundamente obscenos como La Noria, Sálvame y tantos otros, amparándose para ello en la libertad de ¿prensa? y permitiendo el atontonamiento colectivo de quienes debían exigir a sus gobernantes honradez, dedicación y rigor. Quisiera saber quién ha desterrado del uso cotidiano palabras como austeridad, moral y sacrificio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanta razón tienes Don Pedro.

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