En la España de los millones de
parados, en la España de los desahucios, en la España de la crisis, de las
empresas cerradas, de los funcionarios rebajados de sueldo, de los jubilados
sin pensión, de las jubilaciones atrasadas… hay una minoría ecléctica de
jóvenes que se van a llevar a casa un premio de cientos de miles de euros.
No, no se equivoque, no se trata
de un sueldo… su sueldo va aparte, es un premio por cumplir con su trabajo habitual
¡Asombroso! ¿Un premio por cumplir con su cometido? Un dinero extra que se les
da además de lo que ya tienen apalabrado con sus jefes... ¿por cumplir su
trabajo? Efectivamente estoy hablando de los futbolistas de la selección de
fútbol, un grupo de admirados deportistas, seguidos espasmódicamente por media
España…. Como Belén Esteban o Kiko Rivera, que también tienen millones de
admiradores.
Esta situación encaja en la
España del despropósito, no en la España de la lógica y de la coherencia. Recordemos
que otros grandes personajes muy populares han sido llamados a reconducir su “manirrotismo” cuando se ha descubierto
algo que llevaban haciendo muchos años, permitido y consentido, legal incluso,
pero insoportable en una situación como la actual. Dívar, por ejemplo. El suyo
fue un ejemplo intolerable en una España que anda ahogada por el esfuerzo
económico de millones de ciudadanos.
No está España para dilapidar
dinero para primar a unos señores por hacer bien su trabajo; cuando cualquiera
de los 40 millones de ciudadanos cumplimos nuestro trabajo, bien
esforzadamente, bien cansadamente, bien responsablemente, sólo conseguimos, y
no siempre, que se nos pague el sueldo correspondiente. A muchos incluso se les
ha rebajado el salario. Es éticamente insoportable, un agravio y una ofensa
moral para varios millones de ciudadanos que madrugan y pasan calor o frío,
según, que corren peligro en un andamio o en una mina sin que nadie piense que
por ello haya que pagarles más que su sueldo mondo y lirondo.
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