Se deshace España, nuestros
grandes hombres, los mismos que nos llevaron a la crisis económica o no encuentran
la manera de sacarnos de ella, acaban de arreglárselas para que los enemigos de
la unidad de España sean legales. No sé si en estado de pureza democrática se
puede impedir o no la presencia legal de los que desean la independencia del
País Vasco y han apoyado (y siguen subrepticiamente haciéndolo) la lucha
terrorista de ETA.
Pero si ustedes me lo permiten no
me refiero a ello. O no sólo a ello. Todavía me acuerdo de cuando la vuelta ciclista
a España pasaba toda España, incluidas las provincias vascas. Y cuando de los
caseríos bajaban a llevar agua a los guardias civiles que vigilaban el paso de
la prueba. ¿Qué ha pasado desde entonces? Porque no les estoy hablando de hace cientos
de años, no les hablo de aspiraciones independentistas vascas desde el
principio de los tiempos… ¿quién ha manejado tan pésimamente las
circunstancias? ¿Quién ha dejado la iniciativa política en manos de los asesinos
y sus palmeros? ¿Quién, cómo y por qué no lo ha impedido? ¿Quién ha permitido
que la iniciativa social independentista movilizara a tantos miles de vascos (y
vascas, que diría el lehendakari) durante tanto tiempo sin mover un solo dedo
en sentido contrario?
Sólo queda el recurso de
encogerse de hombros, dejar las cosas pasar y abstenerse de buscar soluciones,
algo muy español. El día que eso ocurra generalizadamente habrá empezado el fin
de una Euskadi independiente. España y Europa entera estarán conquistadas por
la cultura musulmana, ésa a la que despreciamos mientras nos miramos el ombligo,
que se habrá ido imponiendo apoyada en la fe religiosa, que también
despreciamos, y en los vientres de sus mujeres, a las que unos y otros despreciamos.
No se moleste nadie en nada, al final todos seremos musulmanes y se habrán
acabado los problemas de Occidente. Bueno, también podemos acabar invadidos por
China, su mano de obra barata y sus Derechos Humanos de todo a cien.
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