Palencia es una emoción:

20 julio 2012

Joder


Les voy a confesar que yo, como ustedes muy probablemente, digo tacos. Mea culpa, ustedes me perdonen y amenjesús. Es más, estoy convencido de que digo pocos tacos, a veces incluso siento vergüenza de ser así y suelto alguna que otra barbaridad fuera de lugar, quizá incluso pasada de moda. En esto de los tacos hay clásicos que son perennemente actuales pero también hay modas.


La verdad es que cuando estoy en confianza y siento a mi alrededor un revoloteo permanente de  joderes y cagüenes me siento acomplejado y desplazado, así que sólo para entrar en ambiente, para sumarme e integrarme en el grupo, no me callo y suelto alguna palabrota que otra. ¡Que yo también soy muy macho, oiga!

Porque he llegado a esa conclusión, no sé si ustedes estarán de acuerdo o no, que decir tacos es imprescindible para decir alto y contundentemente  eso de “Aquí estoy yo”, para marcar territorio, vaya, para dejar bien claro que si alguien piensa meterse conmigo tendrá problemas porque soy todo un hombre. Los perros también marcan su territorio aunque de una forma mucho menos higiénica, nosotros somos más evolucionados.

No voy a negarles que algunas veces, no sólo cuando estoy irritado, (debería haber dicho “cabreado” si pretendiera parecer suficientemente adulto y desinhibido) suelto groserías por un tubo; sin embargo las más de las veces lo hago de manera demasiado artificial y quedando fuera de juego para mi vergüenza. A veces incluso me siento observado por los demás que sin duda están pensando algo malo de mí, tal vez llamándome infeliz o acomplejado pardillo. Yo quisiera ser tan liberal, tan machote y tan socialmente normal como para decir tacos cada dos por tres con absoluta naturalidad pero no siempre me sale.

Y es que ser español significa echar juramentos a espuertas, va en nuestro ADN, es parte integrante de nuestro ser… Cuando uno aprende idiomas compadece a los guiris que no pueden decir en su idioma “Oye, tú, cachocabrón”. Son tan ingenuos y tan infantiles que se espantan creyendo que una expresión tan amistosa está pronunciada con afán ofensivo, qué ingenuos. Son todos unos pobres pardillos, acobardados y acomplejados, lejos de nuestra libérrima manera de ser. El spanish way of life conlleva necesariamente cagarse en la madre de alguien un par de veces por minuto y escupir un hueso de aceituna a veinte metros. Ah, y llegar tarde a todas partes, entrando sin pedir excusas o nada parecido. ¿Nosotros pedir perdón? ¡Amos, anda!

Sugiero a las editoriales de libros de castellano para extranjeros que dediquen un trimestre por curso a estudiar la enorme trimestre por curso a estudiar la enorme variedad de significados que la palabra “cojones” tiene según el contexto. ¿Un trimestre? ¡Un trienio!

1 comentario:

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