Palencia es una emoción:

22 febrero 2013

España o depresión


Debo reconocer que no estoy en mi mejor momento anímico, no sé si es depresión o es España representada en ese avión que ha aterrizado tras dos años de espera en el aeropuerto de Castellón. Por cierto, ni siquiera era un avión sino una avioneta. En pruebas.

España es un aeropuerto sin vuelos y sin pasajeros, una ruina envuelta en mármol. Pero luego desahucian a mi vecino, a mí me quitan la extra y reducen y comprimen las guardias médicas. De algún sitio hay que sacar para pagar a los Bárcenas de esta España urdangarina. Ah, y los salarios de algunos alcaldes y presidentes autonómicos.

Yo preferiría que fuese depresión, nada que un bocadillo de píldoras o un buen psicólogo no pudieran solucionar en un par de tardes. Lo malo es que va a ser España. ¿Cómo mantener dignidad y serenidad si los que se han llevado el dinero a cuentas ocultas vuelven de un viaje de lujo mientras amigos míos tienen que vivir a espensas de su familia porque carecen de ingresos?

Así que no va a ser depresión sino España. Cuando la zafiedad y vulgaridad epistolar de algún miembro de la familia real es el envoltorio de sus muy presuntos chanchullos, el problema se llama España y se apellida dignidad. Varias veces lo he escrito en mi blog: quiero dejar de ser español, me gustaría nacionalizarme andorrano, tal vez chipriota o neozelandés, de cualquier país minúsculo e insignificante en cuestiones políticas y económicas.

Y en cuestiones artísticas también. Tengo por buena costumbre para mi salud mental no ver cine español ni por supuesto ver la gala de los Goya. Hace mucho que en mi casa nos hemos limitado a ver series americanas absolutamente ajenas a la realidad española -lo que me supone enorme relajo, por cierto- pero la trompetería mediática, periódicos, teles, internet, me impide mantenerme al margen. Es curioso que quienes vociferan, con tanta justicia como desequilibrio, contra la actual política económica callaran cómplicemente en momentos pasados, cuando se cimentaba el actual desastre. Subvencionados y vestidos con traje de lujo despotricaban contra la realidad a la que con su silencio contribuyeron años atrás. Mientras tanto desahucian a algunos, a muchos nos quitan la paga extra y otros tienen que vivir de la caridad de su familia. Mientras tanto, dos años después una avioneta aterriza por primera vez en un aeropuerto infrautilizado símbolo de la España desvergonzada.

No, me parece que esto no va a ser depresión…

2 comentarios:

Vicente dijo...

Tu teclado sigue destilando amarga sinceridad, amigo Pedro. Lamentablemente me identifico con tu sentimiento. En mi caso, a pesar de los antidepresivos, no hay medicación para esta enfermedad llamada España. Como a Don Miguel, nos duele España.

Pedro de Hoyos dijo...

Gracias, Vicente, la verdad es que son tiempos malos y no hay palabra que consuele

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