Palencia es una emoción:

09 octubre 2013

Corruptos, marca España

Vivimos en un sin vivir. Levantarse cada mañana y enfrentarse a los titulares de los periódicos o a las entradillas de las radios es exponerse a un síncope mortal. Normalmente “Cada día tiene su afán”, dice la sabiduría popular, pero habremos de sustituirlo por cada día tiene su corrupción. Sus corrupciones.

Hubo un tiempo en que la izquierda española era angelical y la derecha demoníaca. Como se nos había informado previamente, la derecha robaba y esquilmaba a los pobres y la izquierda era ese Robin Hood que ponía las cosas en su orden correcto. Mientras la derecha se llenaba los bolsillos ayudada por el capital y la Iglesia la beatífica izquierda repartía progreso cultural, económico y social de manera altruista, deshaciendo las perturbaciones de la sociedad, empecinadamente dirigidas contra las clases sociales más desfavorecidas.

Y luego llegó Roldán, claro. Sí, antes hubo otros, pero Roldán significó la caída del guindo de media España, significó la desaparición de la venda de los ojos de los ciudadanos y la izquierda no pudo seguir exhibiendo sin desfachatez su bonhomía. A cada uno lo suyo.

La derecha, si me permiten seguir haciendo caso a los estereotipos, sigue a lo suyo, a llenarse los bolsillos de bárcenas, sin recibos ni justificantes, pero todo ello de manera… de manera… de esa manera que nos dicen que no es ilegal, vaya, aunque de la ética y de la honradez no nos quieran hablar. Por si acaso, evidentemente. En definitiva de la derecha española, ya sabemos lo que podemos esperar, sigue montada en el estereotipo.

A la izquierda, tan dada a la demagogia, la que quisiera refrescarnos aquella añeja idea de los cien años de honradez socialista (¡ja!), le gustaría colgar de nuestro cabecero una imagen permanente de Bárcenas y Rajoy, dándose la mano ante el logotipo del PP para que no se nos olvidase jamás la idea de corrupción asociada a la “derechona”. Lamentablemente la izquierda que se compra y se vende por unos jamones de bodega, qué miseria moral, se ha quedado sin margen de maniobra pues a la vez que critica las leyes de despido las utiliza en beneficio propio. ¡Qué claridad de mente!

A la robinjudiana izquierda el poder le sienta tan mal como a la derecha, quizá la honradez no sea cuestión de ideologías sino de de personas. Que tras décadas de poder absoluto en Andalucía se descubran ahora sinvergonzadas del tamaño del agujero de ozono nos permite asomar la mirada a lo que puede haber detrás, a poco que se vaya descorriendo el telón de tantos años sin control. Que quienes ponen la razón de su ser en defender a los obreros se gasten el dinero destinado a ellos en pancartas, comidas o maletas (¿para vendérselas o prestárselas al PP?) es de una gravedad tal que no se puede despachar con leve tuit como está haciendo UGT.


Quizá estamos acostumbrados, demasiado acostumbrados a la impunidad de los políticos y a que se apoyen y disculpen unos a otros, quizá pensamos en la ineficacia de la justica española (Ay, si le hicieran un informe PISA como a las escuelas) con los poderosos, pero ¿se atreverían los lectores a apostar cuántas condenas va a haber tanto en al caso Bárcenas (¡coño, uno en la cárcel!) como en los diferentes casos abiertos en Andalucía? Ah, disculpas, antes habría que apostar sobre la hipotética fecha de un hipotético juicio… ¿Lo habrá?

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