Palencia es una emoción:

21 agosto 2015

Putos pobres

Es lo que tiene salir de casa, aunque sea solo al centro de la ciudad, que ves la realidad, siempre tan dispuesta a arruinar los discursos a los políticos. He vuelto a casa después de un tiempo de vacaciones, he salido por mi ciudad, he paseado y he hecho compras, he tomado alguna cerveza, he saludado a los amigos… y he visto pobres, esos pobres de clase media que arruinan las estadísticas y los discursos de los gobernantes.

Los pobres de otras épocas eran pordioseros. Sucios, mal alimentados y peor vestidos pedían a la puerta de las iglesias con muecas tristes y con ojos ávidos que apenas te veían sacar la mano del bolso se dirigían con ansiedad a comprobar cuántas pesetas le dejabas en la mano. Eran personas fuera de la sociedad, que se habían quedado al margen del desarrollo económico y lo mostraban con sus andrajos a la salida de misa mayor.

Hoy los pobres visten como usted, lector; están aseados y tienen en la mirada una dignidad que les da el saberse víctimas de un sistema injusto. Están bien alimentados y, espero, asistidos por los sistemas sociales que tratan insuficientemente de ayudarlos. Son padres de familia a los que el capitalismo prefiere ignorar  pero que llevan con dignidad y sin aparente humillación su terrible situación. Muy lejos de sentir vergüenza por su situación tienen un aire noble que les da la lucha. Se mantienen erguidos detrás de un cartel impreso que aclara su situación: “Soy madre de familia, estoy en la calle y pido para comer. Ayúdeme”.  Su ropa de clase media en vacaciones termina de aclarar su situación, son los putos pobres carentes de futuro y prosperidad que arruinan el discurso de la recuperación de Rajoy, son los putos pobres que dicen que no vale para nada que nuestra economía crezca porque ellos están al margen, son los putos pobres que arruinan la idea de que España va bien.


Son la clase media que no tiene para comer, que vive en la calle de sol a sol, expuesta a la observación de los demás, sin ningún sitio al que ir, sin nada que hacer salvo contemplar eternamente a los paseantes porque no tienen donde trabajar.  Son la caca de los discursos hueros del poder. 

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