Después de veintiún años
escribiendo una columna diaria llega un momento en que se tiene miedo de
repetirse, de quedarse sin temas que ofrecer a los lectores, o en este caso a
los oyentes. Tener que buscar siempre temas nuevos, enfoques distintos, puntos de
vista diferentes le lleva a uno con frecuencia al conocido miedo al folio en
blanco. Sin embargo hay célebres ocasiones en que las noticias se acumulan y
tienes que dejar sobre la mesa asuntos interesantes que quedan a la espera de
una mejor ocasión, ocasión que no suele producirse porque la actualidad tiene
siempre mucha prisa y las noticias con frecuencia se quedan viejas a los cinco
minutos.
Hoy dejo apartadas noticias
trascendentes como lo ocurrido en las urnas de Austria o Italia, o lo que está
por ocurrir en Francia, y sus consecuencias para la calle mayor de Palencia,
para Villaherreros o para Venta de Baños, pongamos. Que consecuencias habrá, no
les quede duda. Y las dejo apartadas para enfrascarme en los resultados de la
encuesta Pisa sobre la educación en España. La cabra tira al monte, el perro a
la farola y mi profesión de toda la vida me lleva a esta encuesta, ¡qué le
vamos a hacer!
Usted ya sabe que si alguien
habla mal de Francia es inglés y si habla mal de España es español. Nos encanta
señalar nuestros defectos, nuestras flaquezas, disfrutamos como un bebé con el
pecho de su madre revolcándonos en nuestras limitaciones. No digo yo que haya
que hacer todo lo contrario y negar la realidad, no. Pero sí creo que tenemos
que felicitarnos y darnos unas palmaditas en la espalda cuando corresponda. Y
este es el caso, toca, corresponde. Alegrémonos, caramba, descorchemos una
botella y tomémonos una copa de satisfacción porque la famosa encuesta, que
tanto lógico sonrojo nos produce con frecuencia, por fin habla bien de
nosotros. De los españoles, sí, pero muy especialmente de esta comunidad
nuestra que encabeza el ranking… perdón, perdón, que
encabeza la clasificación de resultados positivos.
Resulta que en Castilla y León
estamos a la cabeza en dos de las tres destrezas que mide la encuesta. Sí, sí,
los primeros de toda España en las competencias de Ciencia y Comprensión
lectora. Y los segundos en Matemáticas. Miren, no vengan a decirme que es
casualidad ni a quitar méritos a los implicados. Lo mismo que nos hemos
aplicado el cilicio cuando correspondía y nos hemos echado cenizas sobre la
cabeza cuando ha sido oportuno ahora toca dar palmas y bailar… sin perder el
horizonte de que dentro de tres años, en la próxima encuesta, hemos de seguir
arriba, entre los primeros. Pero de momento centrémonos en que estamos en un
gran nivel europeo y busquemos también combatir las limitaciones que todavía
tiene nuestro sistema educativo: presupuestarias, formativas, sociales y
costumbristas… que las costumbres, los malos hábitos sociales, son un lastre
que dinamita buena parte de nuestras posibilidades.
No olvidemos que esta encuesta no
la ha hecho un amigo, ni uno que pasaba por ahí en el momento oportuno, sino
que se trata de una medición seria, objetiva y contrastada, de gran prestigio.
Y sí, soy plenamente consciente de los retos que tiene aún la enseñanza. Pero si
esto ha sido posible no ha sido debido a una conjunción astral, sino al trabajo
de cuantos están implicados en el acto educativo, especialmente de docentes y
los padres de los alumnos. Sí, de los alumnos también, obviamente.
Permítanme que por una vez me
entusiasme y señale con potente foco acusador a los profesionales de este invento:
maestros y profesores; permítame que les inculpe pública y manifiestamente de
trabajar con ganas a pesar de las dificultades, de tener ilusión a pesar de que
a veces, solo a veces, necesitan emplear demasiado tiempo en conseguir la más
elemental e imprescindible disciplina, que les acuse de trabajar
empecinadamente a pesar de la incomprensión del sector amargado de los padres
(y recuerden que hablo de sector) y de las dificultades burocráticas que la
Administración les impone. Hoy ser maestro es más difícil que nunca, como
corresponde a una sociedad cambiante, compleja y heterogénea.
Pues eso, que hoy me voy más
satisfecho que nunca, Julio, que no es para menos, que de vez en cuando hay que
hablar bien de nosotros mismos, sobre todo cuando quien ha hablado muy bien de
nosotros es la encuesta Pisa, nada menos. Dejemos de tirarnos piedras encima.
Adiós, amigos, ya saben que si
quieren más guerra en tuiter me tienen a su disposición. @pedrodehoyos se
despide hasta la semana que viene.
________________Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia_________________
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