Palencia es una emoción:

14 marzo 2018

Diario Palentino, 25000 días en la calle


Suelo comenzar un día normal mirando al horizonte desde la ventana de mi buhardilla.  Con un café en una mano y un periódico en la otra veo desfilar ante mí esta sucesión de nubes, lluvias y vientos que últimamente nos acosan.  Observo cómo el cielo de Palencia amanece azul claro y se vuelve gris, o amanece gris y se vuelve más gris, contemplo cómo las mañanas se enturbian día tras día por este rosario de tormentas a las que últimamente han decidido poner nombre, quizá para hacernos creer más internacionales, más cosmopolitas, a nosotros, que somos cosmopalentinos.

El periódico que tengo en la mano es el Diario Palentino, el domingo pasado celebraba sus 25000 primeros números, 25.000 días en la calle, 25000 días contando Palencia, trayendo y llevando sus noticias, nuestras noticias, 25000 días haciendo Palencia. ¿Se han parado ustedes a pensar cuántos son 25000 días? ¿Se han parado a pensar cuánto ha cambiado Palencia en ese tiempo, cuántas noticias caben en 25000 días? Me enorgullezco de haber puesto una gota en ese océano de actualidad.

La radio tiene la inmediatez; los periódicos, la permanencia. La tele tiene… la tele tiene muchas cosas que en general no me gustan. Todos tienen la vida entre sus páginas o sus ondas o sus microchips… La vida, tal y como es; la vida, nos guste o no, la vida y la muerte. Y con ellas la concienciación social, la movilización, la información. Una radio como esta, un programa como este nos trae lo más cercano, lo que nos es más querido o más conocido. La prensa local es imprescindible en un mundo que nos trae las noticias de la guerra más lejana al mismo momento que la última nevada en nuestras montañas.

Somos humanos y la guerra de Siria, por ejemplo, con su crueldad, con sus cristianos perseguidos nos trae relativamente al pairo porque estamos pendientes de Giselle, que es como alguien con el suficiente poder para ello ha llamado a la tormenta que tenemos encima estos días. Los cientos de muertos en la guerra están tapados por la crueldad de una señora que, por lo que parece mientras estoy escribiendo, decidió asesinar a un niño de diez años. ¿Quién no tiembla ante el asesinato de un niño de diez años, quién no se conmociona, quién no se indigna? Lo de Siria… queda lejos física y mentalmente, aunque sean cristianos, pero eso no sale en los telediarios.

Estoy en la ventana de mi buhardilla con un café y un periódico en la mano contemplando cómo llueve sobre Palencia y me pregunto si serán las lágrimas de alguien porque en la Calle Mayor va a cerrar otro establecimiento o porque nuestro medio rural, nuestra Castilla, desaparece lentamente, agoniza poco a poco, con la exquisita lentitud con que caen los crepúsculos de verano. En el mismo ejemplar del Diario Palentino, el que hacía el número 25000 el titular de la portada es que 9500 vecinos de Castilla y León carecen de tiendas donde comprar. No hablamos de un supermercado, no, hablamos de una panadería, una tienda donde comprar ajos o una docena de huevos. La tienda más elemental, la más cercana, la imprescindible.

La prensa, los diarios locales, esta emisora, programas como este son también una denuncia. En este caso, un grito desesperado a cinco columnas. En portada. Pero nosotros estamos preocupados por lo que ocurre en Cataluña. A veces los gritos desesperados a cinco columnas no sirven para nada si quien tiene que escuchar mete la cabeza debajo del ala o las manos en el bolsillo y se pone a silbar. Este programa clama diariamente contra la desertización de nuestra tierra. Clama... en el desierto, obviamente.

En un cajón de esta buhardilla tengo una interesante colección de ejemplares curiosos de diversos periódicos, este número 25000 de Diario Palentino es la última incorporación. En unos años será también testigo de nuestras alegrías, esperanzas, de nuestra cultura, de nuestro deporte, de nuestra realidad.

Hala, señores, que hoy tengo prisa. Hasta la semana que viene.

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