Palencia es una emoción:

24 octubre 2014

España es Francisco Nicolás

Las andanzas del joven Francisco Nicolás, que  ha embaucado a medio país, me parecen ejemplo de la situación moral, social y económica de España. De no haber sido por el CNI este jovenzuelo de tupé engominado habría triunfado en un país de opereta.

Media España desea ser Nicolasito, tenerlo cerca o pedirle un favor. Desde Rinconete y Cortadillo no parecen haber cambiado mucho las cosas entre nosotros, seguimos siendo un país de pillos, donde priman mañas y buenos contactos, un país en el que la picaresca echó raíces por los siglos de los siglos hasta hacerse literatura. España es Nicolasito, sí, pero también es España esa interminable fila de pícaros que empezó en Naseiro y se llega en los sindicalistas andaluces corruptos, Bárcenas, Blesa y las tarjetas opacas. Somos un país de pícaros black, de pícaros tan estúpidos como para delinquir en inglés.

La crisis económica de España no es solo hija del capitalismo, sino además está muy emparentada con la crisis moral y ética de un país que no sólo ha visto el éxito de quince ediciones de Gran Hermano, sino que ahora lo reedita en otra cadena con los concursantes coritos, permítaseme el palentinismo. Embebidos como estamos en la zafiedad intelectual y moral, hemos caído tan bajo culturalmente que nos merecemos que nos pase por encima esta rapiña universal en la que los poderosos se autootorgan tarjetas de crédito y sobresueldos mientras los demás nos quedamos mirando el dedo que señala la luna…

Algo deberían hacer las autoridades educativas para impedir que tanta inmundicia cale en nuestras mentes, no basta con enseñar inglés y matemáticas. Inglés se enseña en las escuelas quizá para que desde temprana edad los niños aprendan lo que quiere decir una tarjeta black y las matemáticas terminarán por servir para administrar las cuentas en Suiza. De momento hemos conseguido que emigre la generación joven más preparada de la historia, como en los años sesenta, pero ahora universitarios.


O quizás el CNI se equivoca, tal vez deberíamos encumbrar a Nicolasito a los altares, levantarle estatuas en las plazas públicas y ponerle una cátedra para que enseñe lo que media España quiere aprender. Puede que a eso no lleguemos, pero les apuesto a ustedes un café con churros a que  dentro de nada le vemos en Telecinco impartiendo lecciones. Y serán legión a este lado de la pantalla.

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