Palencia es una emoción:

24 septiembre 2006

EL PRESIDENTE DE ITALIA DEBE PEDIRNOS PERDÓN

Conste que llevo varios días dándole vueltas en la cabeza y no me he animado a escribirlo hasta ahora, en feliz coincidencia con una botellita de vino dulce que me he sabido procurar hace un rato. El caso es que pienso que Italia debe pedirnos perdón a los españoles. Bueno, a medio mundo, según creo, pero no quiero hablar en nombre de los demás. Italia debe pedirnos perdón, coño.
Y debe comparecer el presidente de la república en república presentación, ante cámaras y micrófonos de medio mundo para disculparse por la invasión de las legiones romanas, aquella afrenta ignominiosa que nos causaron hace tantos años pero que algunos llevamos clavada en el alma como la gran ofensa que entonces fue para una nación de guerreros indomables y libres como éramos en aquel momento. A chulos no debe haber quien nos gane y puestos a exigir disculpas a los árabes no sé por qué ponerle barreras al tiempo y detenernos en el 711. Y aún me estoy planteando que el presidente de Irlanda pida disculpas por las invasiones de los celtas, pero no sé si llegar tan lejos. Cuando la botellita vaya acabada me lo pensaré.
Conste que es algo que no me ha surgido así como así, eh, no, nada de eso. En primer lugar pensé que debía ser el alcalde de Roma el que empezase a pedir disculpas ciudad por ciudad, a diestro y siniestro, pero caí en la cuenta de que iban a ser demasiadas disculpas seguidas y que el hombre no iba a tener tiempo de gobernar una ciudad tan caótica como la suya, que bastante tiene el pobre. Además, que muchas ciudades de las que se cepillaron los romanos ya ni existen ni se le conocen descendientes. Mejor, pensé posteriormente, que se hiciera por comunidades autónomas y que Juan Vicente Herrera, ese semidesconocido presidente que tenemos en Castilla y León, recibiera las disculpas de su homólogo del Lacio, pongo por caso, aunque sólo fuera por lo de Numancia y cosas así.
Pero, apurado mi tercer vaso de mistela, tampoco me convenció la idea, así que finalmente decidí a través de este blog acudir lo más alto posible y que fuera el presidente de Italia el que nos pidiera perdón por tantos siglos de dominación salvaje que destruyó aquella floreciente civilización que vaya usté a saber dónde habría llegado de no ser por el salvajismo de una intervención armada en la que el imperialismo hizo lo único que sabe hacer aún en estos albores del siglo XXI: Dominar a los más débiles por la fuerza de las armas, del fuego y de la sangre y someterlos a su colonización.
Y no se crean ustedes que me pienso detener aquí, no. Estoy seguro de que a medida que la botella vaya bajando yo iré subiendo y acabaré por exigir disculpas al presidente de la República Federal de Alemania y al de Francia. Al tiempo. Bueno, a la botella. Ambos tienen razones históricas, con ambos tenemos aún cuentas que ajustar, hay muchas deudas que saldar.
Y si a alguien se le ocurre pensar que España tiene disculpas que pedir a otros que lo vaya olvidando, nosotros los invadimos violentamente, sí, pero ésa fue la única manera de imponer la civilización a una horda de indios salvajes y semidesnudos que deben estarnos agradecidos por haberlos introducido de aquella manera en el mundo civilizado de occidente.
He dicho.
Que me traigan otra botella.
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(Un par de horas más tarde, después de la segunda botella) Agabo de gaer en la güenda gue lo de Francia tiene más morbo. Ahora gue esdá de moda devolver a gada museo lo gue fue suyo nos íbamos a poner moraos gon la de imágenes gue nos denían gue devolver los gabashos, la de hornacinas vacías gue denemos gue gompledar gon sus imágenes originales, la de aldares mayores gue se quedaron vacíos guando la francesada. Gue se vaya brebarando el bresidente De Gaulle.

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