Palencia es una emoción:

22 septiembre 2006

Hedor a España negra y vengativa

Debo ser un bicho muy raro, me parece lógico que algunos se empeñen en ese invento de la memoria histórica, que anden levantando sepulturas comunes por nuestros campos y cunetas y que se empeñen en reivindicar la República. La Segunda, claro. Pero no estoy seguro de que yo lo hiciera si estuviese en la misma tesitura, por ahí viene la rareza. Visto desde este momento histórico creo que me parecería absurdo y que no conduciría a nada si alguno de mis ascendientes hubiese sido fusilado. Por cierto, mi padre estuvo a puntito de serlo y sólo la suerte le salvó. Ésa suerte les evitaría ahora a ustedes leerme.
Si a mi padre le hubiesen fusilado (Después de concebirme a mí, porfa) por nada del mundo le dedicaría una de esas esquelas que aparecen últimamente en los periódicos con una leyenda que dijera: “Asesinado por las hordas marxistas”. O “Vilmente fusilado junto a otros republicanos ejemplares por los golpistas fascistas”. Me parece que eso sería usar su memoria como arma arrojadiza casi un siglo después en esa vana guerra de esquelas que se ha desatado en la prensa española, estoy seguro de que él no lo querría. Un absurdo, vaya.
Sí, sí, supongo que sí querría saber qué, cuándo y cómo pasó, y sin duda enterrarlo dignamente, recuperando su memoria con decoro y sobriedad. Pero usarlo contra la otra media España (“Mirad lo que habéis hechooo”) más de medio siglo después, me parecería justamente lo contrario de lo que yo debería hacer. La culpa fue de todos, ni la República marxista enemiga de España ni el Fascio irredento impulsado por la caverna vaticana, por poner ejemplos, salen inocentes de la más elemental prueba del algodón de la pureza de intenciones.
Además, cargar los muertos y el dolor al otro bando no serviría para nada. Siempre están “ellos”, los “otros”, la otra media España que también tiene sus muertos y sus duelos y que sin duda se parapetaría tras ellos para disparar dignidades atacadas y ofensas todavía vivas después de setenta años. Enfrentarse a duelos, a muertos y a dignidad vilipendiada no lleva a ninguna parte, todos tienen sus muertos, sus duelos y su dignidad.
Creo que muchos españoles llevan el enfrentamiento a flor de piel. Todavía no tengo claro si llevan el enfrentamiento en general o “aquel” enfrentamiento en particular. Somos frentistas a poco que escarbemos bajo nuestra epidermis y sin embargo no estamos para echarnos culpas unos a otros porque ambas españas cometieron suficientes errores para que siempre alguien del otro bando (¿?) pueda decir “Y tú más”. Y si aunque “una” fue la España que se rebeló me pregunto si la “otra” no lo provocó, consciente o inconscientemente.
Aún ahora nos encontramos con declaraciones y actitudes frentistas si examinamos con cuidado las afirmaciones de algunos (unos pocos de la derecha, otros pocos de la izquierda y bastantes de los nacionalistas, incluidos aquellos que curiosamente titubearon a la hora de decidir a quién apoyaban cuando lo del 36) políticos ejercientes. Deberíamos hacer un esfuerzo por no revolver nuestro turbio pasado o por revolverlo intentando no arrojar polvo a la cara de los demás. Usando toneladas de discreción y esperanza de futuro, todos saldríamos ganando.
El frentismo actual se ha trasladado incluso a los periódicos, derechas e izquierdas se enfrentan a esquelas de revancha con hedor a España negra y vengativa, pero también a titulares a cinco columnas que con frecuencia se resumen en el ya relatado “Y tú más”, lo que mata bastante menos que una bala, hay que reconocer. Nunca sabes qué España periodística va a helarte el corazón, así que por si acaso yo estoy suscrito a las dos. El problema es que la derecha también se presenta en prensa dividida y enfrentada, como casi siempre, y el dinero no me llega para tanta suscripción.

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