Palencia es una emoción:

05 junio 2007

Himno nacional, mejor no meneallo

Lo tengo escrito más atrás en este blog, ponerse a escribir una letra para nuestro himno son ganas de buscarle tres pies al gato. Conste no obstante que me parece bien, que estoy de acuerdo, incluso me parecería especialmente loable que se aprobara con el Gobierno Zapatero, no sé si por chinchar, por experimentar o por ironizar con la marcha de la vida. O porque me parece especialmente saludable y conveniente que sea un gobierno “rojo” el que lo saque adelante.

Pero son ganas de joder la marrana, ustedes me perdonarán. Es esfuerzo vano, son ganas de abrir la caja de los truenos nacionales. Si la Marcha Real es el himno de España es porque no tiene letra, todavía no ha nacido quien nos escriba un himno sin que suponga un paso atrás en la Historia de España. Y, ojo, que no se trata sólo de lo infinitamente complicado que es el asunto en el terreno político...

Quedándonos en el terreno de lo literario, en aquello que se refiera al buen gusto, al acierto estilístico, quedándonos en aquello que le concierna solamente como obra artística con un fondo y una forma literarios determinados... la batalla que se avecina dejará chicas a aquellas otras entre conceptistas y culteranistas, entre quevedos y góngoras. Una de las dos Españas literarias nos va a helar el corazón, pero eso no será lo grave. Lo grave será que la otra España no se conformará y jurará enemistad eterna con los autores. Ríos de tinta, montañas de páginas, horas de radio se llenarán con las reacciones de los perdedores.

Porque habrá perdedores, no lo duden. Y se sentirán repudiados y agraviados y se negarán a entonar una sola estrofa de la obra lírica que recordará por los siglos que ellos han sido rechazados. Somos así de cainitas y el enfrentamiento literario entre defensores de que el himno esté formado por versos en asonante contra defensores de la consonancia durará generaciones. O defensores del hemistiquio contra radicales de signo contrario. Al tiempo.

Y enseguida entrarán en liza los políticos que lo emborronarán todo. Y poco a poco lo que, más que una controversia literaria, fue un enfrentamiento, que ríanse ustedes del “Duelo a garrotazos” de Goya, se convertirá en un duelo entre partidos. Y al final cada postura literaria se esconderá detrás de una postura política, que será su valedora, su protectora y su impulsora. Y con la Política hemos topado, amigo Sancho. Hete aquí el gran mal del himno.

A ver... ¿puede existir un himno que no cante las excelencias de una nación? ¿Qué nación? ¿Pero es España una nación? ¿Y entonces Cataluña, Euzkadi, Galicia y mi Venta de Baños natal? ¿Puede existir un himno nacional español que hable del “Estado Español”? ¿No nos partiríamos de risa al cantarlo en un estadio? ¿No se partirían de risa los del equipo contrario?

¿Se escriben los himnos para otra cosa que no sea ensalzar la Historia engrandeciendo glorias, amplificando heroicidades y minimizando miserias? Eso es imposible en el caso de España, somos hipercríticos con nosotros mismos, incapaces de relajarnos y autohomenajearnos un poco. A veces hasta creo que nos damos vergüenza.

Tal y como somos es imposible que ensalcemos la Reconquista sin aludir a la expulsión de los judíos, es imposible loar nuestras hazañas en América sin que alguien recuerde las masacres de indios. O mencionar la guerra de la Independencia sin aludir a los amores que el pueblo tenía a Fernando VII, el deseado rey absolutista. Somos así, qué le vamos a hacer. Sin embargo es imposible imaginar un himno que no sea todo él un puro elogio, críticas nunca se admiten. Por otra parte no consigo quitarme la imagen de Arzallus cachondeándose y poniendo el dedo en las llagas históricas, no me entra en la cabeza que Carod no insista en señalar las páginas negras de nuestra Historia, no consigo imaginarme al coordinador de Izquierda Unida (estooooo, ¿cómo se llama, hombreeee?) sonriendo satisfecho sin que haya mención expresa a los horrores de la Inquisición.

Ah..., que el himno es meramente deportivo.... Entonces no habrá problema, no. Siempre y cuando se nombre el mismo número de veces al Real Madrid y al Barcelona, a los deportistas y a las deportistas, a los tenistas y a los recoge pelotas, a los pilotos y a los mecánicos, a los gays y a las gays, a paralímpicos y paralímpicas, siempre que no se hable de la selección nacional, sino la del Estado...

Una vez tenidos en cuenta todos los aspectos anteriormente aludidos las autoridades competentes procederán a filtrarlo a El País y la Cadena Ser por medio de los cauces habituales para su difusión a la opinión pública estatal. Acto seguido se procederá a archivarlo definitivamente en las comisiones parlamentarias de estudio que a tal efecto se crearán.

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