El lector puede encontrar en este blog abundantes pruebas de que he apoyado desde el principio el derecho de Zapatero a intentar acabar con ETA por la vía pacífica del diálogo y de las buenas maneras. Contra lo que muchos defienden, siempre he pensado que aquél era un buen momento para intentar llegar a un acuerdo con la banda asesina, estaban débiles y arrinconados, siempre sería más fácil que en el caso contrario.
Con lo que ya no estuve de acuerdo fue con lo que vino después. Con lo clarito que quedaba que ETA no estaba por la labor de la paz. Y toda España diciéndoselo, recordándoselo y advirtiéndoselo. Menos la España incondicional, claro. Uno nunca debe fiarse de los incondicionales. Uno no debe fiarse de los incondicionales cuando está en el poder. Suele haber muchos y muy interesados. Es de tipos torpes fiarse hasta el exceso de los forofos. Al menos cuando uno va líder de la liga.
Los incondicionales han traicionado a Zapatero, los aduladores, los pelotas. Los forofos. Porque el resto de España ha estado permanentemente advirtiéndole de sus errores. Y nos encontramos que ETA tiene más comandos y más armas que nunca gracias a los errores de un gobierno que debería haber luchado contra ella. Y nos encontramos que ETA está en los ayuntamientos y en los Parlamentos gracias a los errores de un Gobierno que en vez de luchar contra ella se desgañitaba diciendo que Otegui era un hombre de paz, que ha proclamado a los cuatro vientos que ANV no era Batasuna. Y en definitiva que todo estaba bajo control.
Y la prensa pelota, los periodistas incondicionales les reían las gracias y cargaban casi en formación contra quienes criticábamos que los fiscales estuviesen al servicio de la política momentánea del Gobierno. Y llamaban derecha extrema a quienes deberían haber sido su principal punto de apoyo. Porque lo que buscaba esa prensa pelota no era sino remar a favor de la corriente, minusvalorando que ETA estuviese ensayando nuevos modos de volar los coches, minusvalorando que robase 30 pistolas, minusvalorando las cartas de extorsión, minusvalorando los zulos encontrados.... Todo para servir a su señor.
¡¡Cómo se pueden obviar todos estos pormenores, cómo se puede pasar por encima de las ruinas la terminal cuatro de Barajas. Cómo se puede ser tan forofo, tan incondicional, tan pelota como para pasar por encima de estos... pequeños detalles!!
Porque aquél era un buen momento para intentar negociar con ETA, pero a nadie se le ocurriría negociar con una banda que proporciona tantas muestras generosas de estar rearmándose. Se puede negociar con una banda, pero nunca con una banda armada que en vez de desarmarse se rearma. Qué empeño, qué insistencia, qué tozudez en el error.Uno no debe fiarse de los incondicionales cuando está en el poder. Suele haber muchos y muy interesados. El peor error es que hayamos vuelto donde estuvimos ya hace cuatro años, ETA fuerte, pegando tiros y votando en los ayuntamientos. Y Parlamentos.
¿Cuánto nos va a costar volver a la situación anterior?
Con lo que ya no estuve de acuerdo fue con lo que vino después. Con lo clarito que quedaba que ETA no estaba por la labor de la paz. Y toda España diciéndoselo, recordándoselo y advirtiéndoselo. Menos la España incondicional, claro. Uno nunca debe fiarse de los incondicionales. Uno no debe fiarse de los incondicionales cuando está en el poder. Suele haber muchos y muy interesados. Es de tipos torpes fiarse hasta el exceso de los forofos. Al menos cuando uno va líder de la liga.
Los incondicionales han traicionado a Zapatero, los aduladores, los pelotas. Los forofos. Porque el resto de España ha estado permanentemente advirtiéndole de sus errores. Y nos encontramos que ETA tiene más comandos y más armas que nunca gracias a los errores de un gobierno que debería haber luchado contra ella. Y nos encontramos que ETA está en los ayuntamientos y en los Parlamentos gracias a los errores de un Gobierno que en vez de luchar contra ella se desgañitaba diciendo que Otegui era un hombre de paz, que ha proclamado a los cuatro vientos que ANV no era Batasuna. Y en definitiva que todo estaba bajo control.
Y la prensa pelota, los periodistas incondicionales les reían las gracias y cargaban casi en formación contra quienes criticábamos que los fiscales estuviesen al servicio de la política momentánea del Gobierno. Y llamaban derecha extrema a quienes deberían haber sido su principal punto de apoyo. Porque lo que buscaba esa prensa pelota no era sino remar a favor de la corriente, minusvalorando que ETA estuviese ensayando nuevos modos de volar los coches, minusvalorando que robase 30 pistolas, minusvalorando las cartas de extorsión, minusvalorando los zulos encontrados.... Todo para servir a su señor.
¡¡Cómo se pueden obviar todos estos pormenores, cómo se puede pasar por encima de las ruinas la terminal cuatro de Barajas. Cómo se puede ser tan forofo, tan incondicional, tan pelota como para pasar por encima de estos... pequeños detalles!!
Porque aquél era un buen momento para intentar negociar con ETA, pero a nadie se le ocurriría negociar con una banda que proporciona tantas muestras generosas de estar rearmándose. Se puede negociar con una banda, pero nunca con una banda armada que en vez de desarmarse se rearma. Qué empeño, qué insistencia, qué tozudez en el error.Uno no debe fiarse de los incondicionales cuando está en el poder. Suele haber muchos y muy interesados. El peor error es que hayamos vuelto donde estuvimos ya hace cuatro años, ETA fuerte, pegando tiros y votando en los ayuntamientos. Y Parlamentos.
¿Cuánto nos va a costar volver a la situación anterior?
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