Échenme la culpa a mí o al cine de actualidad, pero desde hace muchos años he desarrollado una especial predilección por las películas antiguas, especialmente si son en blanco y negro. Si me bajo alguna de Internet es siempre de este tipo, no me llaman la atención si son de actualidad. Y llámenme lo que deseen, a su servicio.
Entre las españolas hay una a la que tengo una especial devoción y que ustedes ya habrán adivinado que es “Bienvenido, Mister Marshal”, con Pepe Isbert de tradicional alcalde de un olvidado pueblo, muy probablemente de la meseta castellana, que por circunstancias se hace pasar por un demasiado “típico pueblo andaluz”. En ella hay una escena en la que el propio Isbert, asomado al balcón del Ayuntamiento se dirige a sus vecinos de una manera bastante aproximada a ésta: “Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar”. Y por muchas vueltas que le daba el pobrecito no salía de ahí, de esas pocas y simples palabras.
Zapatero se ha creído Mister Marshal y ha comprobado extasiado que ETA ha pasado delante de él sin detenerse, a toda velocidad y sin tenerle en cuenta. Con la cantidad de esfuerzo e ilusiones que el pobrico había puesto, con la cantidad de méritos que estaba haciendo, con la de tiempo que le había dedicado a convencer a los “americanos” de que invirtiesen un poquito en su proyecto. De paz.
Ahora toca recoger todo el tenderete montado, toca recoger también todas los sueños desplegados y ver cómo el viento y la lluvia se llevan por delante las ilusiones de todo un pueblo: el español. La alta inversión depositada en el intento se rebela contra los inversores. Toca rectificar y lo que antes fueron gastos y dispendios que se demostraron equivocados e innecesarios deben trocarse en ahorro y lucha por el futuro común.
Pero eso sí, Zapatero, como alcalde nuestro que es, nos debe una explicación. Y esa explicación que nos debe nos la ha de pagar. No basta con que Zapatero rectifique y empiece a meter en la cárcel a todo etarra que tosa demasiado alto. No basta, además nos debe una explicación a todos los ciudadanos, no es posible que todo acabe así, que parezca que nada ha pasado, que simplemente con golpe de timón esté todo olvidado. Los gobernantes tienen una seria responsabilidad delante de su propia gente, delante de aquellos a los que dirigen. ETA ha salido beneficiada con todo esto, tiene una estructura que no tenía, está en al Parlamento vasco, donde antes no estaba, está en los ayuntamientos, donde antes no estaba, está en el Parlamento navarro, donde antes no estaba... ¿Y nadie nos va a dar una explicación?
Nos merecemos un Gobierno que nos merezca.
Entre las españolas hay una a la que tengo una especial devoción y que ustedes ya habrán adivinado que es “Bienvenido, Mister Marshal”, con Pepe Isbert de tradicional alcalde de un olvidado pueblo, muy probablemente de la meseta castellana, que por circunstancias se hace pasar por un demasiado “típico pueblo andaluz”. En ella hay una escena en la que el propio Isbert, asomado al balcón del Ayuntamiento se dirige a sus vecinos de una manera bastante aproximada a ésta: “Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar”. Y por muchas vueltas que le daba el pobrecito no salía de ahí, de esas pocas y simples palabras.
Zapatero se ha creído Mister Marshal y ha comprobado extasiado que ETA ha pasado delante de él sin detenerse, a toda velocidad y sin tenerle en cuenta. Con la cantidad de esfuerzo e ilusiones que el pobrico había puesto, con la cantidad de méritos que estaba haciendo, con la de tiempo que le había dedicado a convencer a los “americanos” de que invirtiesen un poquito en su proyecto. De paz.
Ahora toca recoger todo el tenderete montado, toca recoger también todas los sueños desplegados y ver cómo el viento y la lluvia se llevan por delante las ilusiones de todo un pueblo: el español. La alta inversión depositada en el intento se rebela contra los inversores. Toca rectificar y lo que antes fueron gastos y dispendios que se demostraron equivocados e innecesarios deben trocarse en ahorro y lucha por el futuro común.
Pero eso sí, Zapatero, como alcalde nuestro que es, nos debe una explicación. Y esa explicación que nos debe nos la ha de pagar. No basta con que Zapatero rectifique y empiece a meter en la cárcel a todo etarra que tosa demasiado alto. No basta, además nos debe una explicación a todos los ciudadanos, no es posible que todo acabe así, que parezca que nada ha pasado, que simplemente con golpe de timón esté todo olvidado. Los gobernantes tienen una seria responsabilidad delante de su propia gente, delante de aquellos a los que dirigen. ETA ha salido beneficiada con todo esto, tiene una estructura que no tenía, está en al Parlamento vasco, donde antes no estaba, está en los ayuntamientos, donde antes no estaba, está en el Parlamento navarro, donde antes no estaba... ¿Y nadie nos va a dar una explicación?
Nos merecemos un Gobierno que nos merezca.
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