Palencia es una emoción:

10 mayo 2008

La X en la casilla de la Iglesia para que escueza

Siempre lo hago, quizá simplemente por inercia católica. O porque soy católico. El caso es que siempre lo hago, pero este año lo voy a hacer con especial intención.

Básicamente porque empiezo a no fiarme de un gobierno cuyas primeras medidas no consisten en atacar la crisis económica, enmascarándola retorciendo el lenguaje, sino en atacar a los católicos. Miren empiezo a estar harto de ser un bicho raro por ser católico. Yo no molesto a nadie, no ofendo a nadie, trato de vivir discretamente mi condición de creyente, y sin embargo empiezo a comprender que soy objetivamente sospechoso para el gobierno.

Por ser católico estoy socialmente calificado como retrógrado, facha y carca. Pues no lo soy, ni lo uno ni lo otro ni lo tercero. Por ser católico estoy clasificado como del PP (No me hablen de Bono, me cae bien pero como católico es rarito, comulga con rosquillas en la parroquia roja de Madrid, desobedeciendo a sus… “superiores”. ¿Haría algo así con sus “superiores” del PSOE? ¿Por qué los católicos socialistas son más socialistas que católicos, por qué siempre siguen las directrices del partido y no las de la Iglesia?) Pues no, no soy del PP, ni siquiera estoy cerca de serlo, critico mucho y frecuentemente al PP. Permítanme la confesión pública: Jamás he votado al PP. Jamás. Lo que no me hace mejor ni peor que los que sí lo han hecho.

Miren, es más, hasta estoy en desacuerdo con muchas cosas de la Iglesia Católica, lo que no me hace menos sospechoso para Zapa y sus airgamboys progres. Pienso que ya teníamos que habérnoslas arreglado los católicos para financiar de nuestro bolsillo la iglesia, hace mucho que debíamos haber amortizado a Mendizábal. Ése es parte del drama de los católicos en España, que pasamos de los brazos de Mendizábal a los de Franco, y unos y otros nos magrean y nos chulean para sacar de nosotros lo que les interesa, el apoyo, el voto o los dineros y propiedades eclesiásticas, según la época.

Ahí está la madre del cordero (del cordero secular, entiéndaseme), en que no nos hemos rebelado contra Franco y nos estamos dejando chulear por Zapazábal. Si los obispos de la posguerra hubiesen hecho un corte de mangas a Franco en vez de levantar el brazo otro gallo nos estaría cantando. A los católicos y a Rouco Varela más que a nadie. Si los católicos no podemos sostener económicamente a nuestra propia Iglesia es que no somos católicos, o sólo lo somos de fachada. Como me temo que lo es la mayoría.

Pero estoy hasta las narices de que me digan que los católicos somos una injusticia para el Estado, que somos una carga que hay que aliviar por medio de leyes que promuevan el laicismo. Estoy hasta el moño de oír expresiones antirreligiosas (más que nada anticatólicas, todavía no se acuerda nadie de insultar al Islam) en cualquier medio de comunicación. Estoy hasta las narices de cerrar los oídos cuando a mi alrededor oigo blasfemar con la misma facilidad con que se respira y tener que callarme para que no me pase nada. No aguanto más que me identifiquen con el atraso, con la incultura, como contrario al progreso social, con las hordas enemigas de la libertad. Puedo tirarme a los ojos de cualquiera si me identifica con Federico Jiménez Losantos.

Quiero que se me respete de la misma manera que yo respeto hasta el tuétano de mis sentimientos a quienes sufren “orgasmos políticos” cada vez que gana Zapatero, quiero que se me valore mi contribución a la sociedad en la misma medida que se valora la de Zerolo, la de Almodóvar o la de Javier Bardem, santos patronos de la progresía laicista.

Por todo ello voy a poner la X en la casilla de la Iglesia, pero también porque hay miles de religiosos católicos, alguno amigo personal mío, que han abandonado su familia, su profesión y su vida generosamente acomodada para irse a Bolivia, a Nicaragua, a Kenia o a cualquier perdido lugar del mundo a dejarse la piel por Cristo, o mejor: por los cristos terrenales a los que hay que dar de comer todos los días, a los que hay que enseñar a leer, a los que hay que enseñar a pescar para que puedan comer.

Por ellos voy a poner la X en la casilla de la Iglesia Católica, para que si es posible no vuelvan a quedarse un fin de semana sin comer en un suburbio de Nairobi, para que la próxima vez no tengan que operarlos en pleno campo a la luz de un jeep, para que cuando vuelvan a casa después de varios días a caballo por la jungla vuelvan satisfechos de sí mismos y de su labor.

Y porque tanto afán laico, antieclesial, amargamente vengativo, estúpidamente persecutorio y zafiamente progresista se lo metan Zapatero y de la Vega por donde les quepa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy crítico con la iglesia porque la historia me dice que debo serlo, pero creo que dentro de ella hay mucha gente comprometida que está entregando su vida a los demás, por eso también marcaré la equis en la casilla de la iglesia, por eso y porque ZP y el resto de «progres bien», (los del voto cautivo 1*), no son nadie para decidir qué es progre y qué no.


Aix.



1* voto cautivo: Los votantes que votan a tenor de unas «supuestas ideas» y no lo hacen valorando una gestión.

Es un voto cautivo porque hagan lo que hagan sus gobernantes les seguirán votando.

Su voto en realidad no sirve de nada pero ellos ni siquiera lo saben.

Los gobernantes mientras tanto se encargarán de hablar de «guerras civiles» e historias del pasado que no interesan hoy, salvo para los votantes del voto cautivo, claro, que como borregos y en virtud de esas «supuestas» ideas o ideales que ellos creen superiores volverán a votar a sus gobernantes hagan lo que hagan. Es de risa pero es así.

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