Palencia es una emoción:

16 mayo 2008

Makelele, un gilipollas motorizado.

En realidad Makelele se llama Luís. Quizá hace bien en usar un alias como los delincuentes. Porque quizá sea un delincuente. A ver si me explico, media España sabe que lo es, pero él a lo peor aún no se ha enterado, andamos todos alborotaos porque el juez puede decírselo de un momento a otro. Así que Makelele no es todavía un delincuente. Se queda de momento en gilipollas integral. Y sinvergüenza, muy sinvergüenza. Aunque esto a él no le importa. Lo que le importaba hoy es que no le viésemos la cara en el juicio al que se ha visto obligado a acudir.

Quizá dentro de unos días podamos llamarle a la cara asesino. Quizá dentro de unos días lo tengamos en la cárcel. Bueno, en la cárcel ya está, pero de momento hay que esperar para que sea algo definitivo. El tal Makelele es ese infecto ciudadano vigués que no se ve harto de conducir sin carné, de saltarse semáforos, de realizar carreras ilegales por vías urbanas e incluso de conducir borracho.

Hace unos días, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo ordenó su ingreso en prisión provisional, imputado por el accidente de un matrimonio el pasado mes de enero en Vigo. Su coche y otro BMW disputaban una auténtica competición al volante, a más de 100 kilómetros por hora. En esa carrera ilegal por vías urbanas Makelele empujó al otro vehículo y éste se empotró frontalmente contra el Citroen AX de la pareja que transitaba a la velocidad correcta para la zona, a 50 kms. El asunto terminó con la muerte del matrimonio que conducía correctamente, a la velocidad autorizada.

Pero haber causado la muerte a dos personas a Makelele no le preocupa; Este personaje, hijo de la miseria moral y de la ruindad más absoluta, lejos del más mínimo sentimiento de culpa siguió haciendo de las suyas por Vigo y poco después (¿Por qué estaba en libertad?) fue detenido por conducir una moto sin carné y con el triple de alcohol en la sangre del permitido. Encima es un borracho. Y tampoco le preocupa.

No, no, lo que preocupa a Luís Sosa Makelele es que le veamos la cara. Por eso ha asistido al juicio hoy con la cabeza cubierta, totalmente cubierta. ¿Vergüenza, remordimientos? No, no crean, porque motivos para haberlos sentido ya había tenido antes de ahora y sin embargo continuó fechoría tras fechoría mientras le fue posible. Lo que nos permite suponer que si ahora le dejaran volvería a las andadas.

Así que se ha tapado la cabeza no por experimentar el menor sentimiento de culpabilidad, no, sino por cobardía, por miedo, para no tener que hacer frente a sus responsabilidades. A sus irresponsabilidades. Porque no soporta la mirada de sus conciudadanos que pudieran reconocerle. No quiere sentir sobre sus ojos las miradas acusadoras de otros ciudadanos que al verle pudieran pensar en él como el responsable de dos muertes inocentes.

Makelele ya nos ha demostrado reiteradamente su catadura moral. Inmoral. Todos hemos podido comprobar que no tienen ningún problema para mañana o pasado, a la primera que le dejen, volver a conducir sin carné, borracho o drogado (¿no es lo mismo?) que es lo suyo, lo que le pide el cuerpo. Mejor que no le dejen.

Makelele es de momento un gilipollas motorizado, esperamos que pronto podamos llamarle delincuente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué estaba en la calle? porque a pesar de que mucha gente ya dictó sentencia las circunstancias del accidente de Vigo están por esclarecer.
No defiendo para nada que la gente haga lo que quiera en la carretera, pero tampoco me gustan los juicios paralelos promovidos por la prensa, me explico, es sustancialmente diferente respecto al peligro que pudo crear este fin de semana que circulase con una motocicleta de elevada potencia, a hacerlo con lo que parece que lo hacía, un ciclomotor, con lo cual si efectivamente iba borracho, cosa que no dudo según lo que dijo la policía, y ese es un hecho objetivo contrastado por un alcoholímetro, el mayor peligro lo suponía para él en caso de colisionar con otro vehículo.
Matizo esto por una cuestión, cuando sucede cualquier incidente de tráfico sienpre surgen testigos afirmando si se iba a tal o cual velocidad por una mera percepción, sin referencias reales para afirmar con claridad si un vehículo circula a 50, 70, 100 o 150, cifra esta última, que no sé muy bien por qué la cita la gente con frecuencia, y esta velocidad son casi 42 metros por segundo, lo que hace casi inviable físicamente que un vehículo la alcance en una calle común de una ciudad.
Lo dicho, que hablen los expertos, que determinen la responsabilidad de este individuo en el siniestro, pero no se olvide usted, de que a día de hoy está en la cárcel y que el fin de semana pasado conducía un ciclomotor, no un vehículo de alta cilindrada.

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