Dice Zapatero que “El pesimismo no crea puestos de trabajo”. Claro que si el PP no estuviera demasiado ocupado lamiéndose el ombligo podría haber apostillado: “Ni el optimismo”. O “Y no por ello hay que mentir al pueblo soberano”. Zapatero pasará a la Historia, entre otras cosas, por ser el político con la mayor capacidad de usar el metalenguaje para enviar mensajes al votante. No al ciudadano. A Zapa le interesan los votantes más que los exigentes y un ciudadano que vota le resulta más conveniente que uno que exige, pasa con todos los gobernantes.
Zapa ha inventado el neolenguaje, manipulando la semántica para convertir la realidad en su voluntad, acordémonos del “accidente” de la T4. Zapa es capaz de convertir un trasvase en “una conducción puntual de agua”, o una crisis económica en una “aceleración de la desaceleración”. Más tontos son los que le ríen la gracia cada vez que se encogen de hombros.
Pues Zapa dice eso del pesimismo y se siente satisfecho, enarca las cejas, sonríe y saca pecho. No se besa porque no se llega. Mientras tanto el gasoil de mi coche está por las nubes y nos van a subir la energía eléctrica un porrón en muy pocos días. Algo pasa en el PSOE que todavía no están alarmados, algo pasa en el Gobierno que todavía no se creen lo de que viene el lobo del paro y de la inflación. ¿Ha visto usted alguna medida enérgica para contraatacar la crisis? Pero, what crisis, dice Solbes, claro, and where is it, añade Zapatero.
Here, Zapa, the crisis is here, hombre. Lo que pasa es que el PSOE no la ve por ninguna parte porque está partiéndose de risa observando los revolcones “autoflagelatorios” que se están sacudiendo en el PP. La risa va por barrios y la antigua crisis de las primarias del PSOE toca ahora a los hijos de la gaviota. La inutilidad de unos, acuchillándose en cada discurso, en cada declaración a la prensa, es correspondida por la delectación que en ella ponen los de la acera de enfrente. Y mientras tanto la crisis económica sin barrer.
El pesimismo no crea puestos de trabajo pero a los partidos que ocultan parte de la realidad para ganar unas elecciones deberían ponerles de cara a la pared y mandarles copiar cincuenta veces “No mentiré a mis amiguitos”. Y el optimismo tampoco sirve para mejorar las cosas si tenemos a un gobierno inactivo, reticente a reconocer la realidad.
Zapa ha inventado el neolenguaje, manipulando la semántica para convertir la realidad en su voluntad, acordémonos del “accidente” de la T4. Zapa es capaz de convertir un trasvase en “una conducción puntual de agua”, o una crisis económica en una “aceleración de la desaceleración”. Más tontos son los que le ríen la gracia cada vez que se encogen de hombros.
Pues Zapa dice eso del pesimismo y se siente satisfecho, enarca las cejas, sonríe y saca pecho. No se besa porque no se llega. Mientras tanto el gasoil de mi coche está por las nubes y nos van a subir la energía eléctrica un porrón en muy pocos días. Algo pasa en el PSOE que todavía no están alarmados, algo pasa en el Gobierno que todavía no se creen lo de que viene el lobo del paro y de la inflación. ¿Ha visto usted alguna medida enérgica para contraatacar la crisis? Pero, what crisis, dice Solbes, claro, and where is it, añade Zapatero.
Here, Zapa, the crisis is here, hombre. Lo que pasa es que el PSOE no la ve por ninguna parte porque está partiéndose de risa observando los revolcones “autoflagelatorios” que se están sacudiendo en el PP. La risa va por barrios y la antigua crisis de las primarias del PSOE toca ahora a los hijos de la gaviota. La inutilidad de unos, acuchillándose en cada discurso, en cada declaración a la prensa, es correspondida por la delectación que en ella ponen los de la acera de enfrente. Y mientras tanto la crisis económica sin barrer.
El pesimismo no crea puestos de trabajo pero a los partidos que ocultan parte de la realidad para ganar unas elecciones deberían ponerles de cara a la pared y mandarles copiar cincuenta veces “No mentiré a mis amiguitos”. Y el optimismo tampoco sirve para mejorar las cosas si tenemos a un gobierno inactivo, reticente a reconocer la realidad.
Desde luego el lenguaje inflado, petulante, autosuficiente y autocomplaciente tampoco sirve, salvo para que las cadenas amigas, de periódicos, de radio y de televisión, te saquen una y otra vez las mismas declaraciones, sonriendo, vanidoso y huero, absolutamente huero. Nunca se vio un puesto de trabajo creado por una sonrisa fatua, ni por ello se detuvo la inflación ni la destrucción de empleo.
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