Palencia es una emoción:

14 abril 2009

En Melilla sigue el fantasma de Franco

A veces me cuesta mucho entender a los partidos políticos, a veces sus actitudes, sus decisiones y sus estrategias me resultan inalcanzables. Las de unos y las de otros, ustedes me sabrán disculpar si hoy le toca al PP. Al PP de Franco.

Franco no llenó España de estatuas a modo de los dictadores megalómanos y egocéntricos, pero unas cuantas sí nos dejó. Retirar cada una de ellas conlleva una ardua polémica, innecesaria y estúpida, además. No entiendo todavía cómo algunos militantes de un partido democrático, constitucional y constitucionalista se revuelven cada vez que hay que hacerlo, debería ser una fiesta para un partido democrático desmontar el legado de un dicta
dor radicalmente antidemocrático hasta el momento de su muerte.

Por definición, dando por sentadas sus querencias democráticas y las antidemocráticas de Franco, el PP debería apoyar la retirada de todo recuerdo “cariñoso” de las estructuras fascistas. Vivo en una provincia en la que todavía quedan plazas y calles en recuerdo de militares que se levantaron contra la república, debería estar acostumbrado a la situación, supongo, pero no consigo entender que alcaldes y concejales demócratas la consientan. Estatuas de Franco no nos quedan, que yo sepa, pero todavía abundan recuerdos numerosos de las epopeyas franquistas en numerosos pueblos.

Me cuesta entender qué tipo de esfuerzo tiene que hacer el gobierno de la ciudad autónoma de Melilla para retirar sin más la estatua de Franco, entregarla a la institución del Estado que considere oportuna y sanseacabó. Pues no, como antes en Santander, por ejemplo, no hay manera simple de hacer algo tan simple. Parece necesario enredar con el asunto. No sé qué ganancia electoral saca el partido conservador de todos estos asuntos, cuando lo fácil es suponer que alejarse de la dictadura, poner barreras y establecer diferencias entre el franquismo y el PP debería servir para limpiar su imagen, centrarla y modernizarla. Sin embargo, ¿la simple apariencia? de connivencia con los peores momentos de la reciente historia de España da argumentos, hay que reconocer que cargados de demagogia facilona, a quienes buscan en el lógico debate político restarle votos y credibilidad.

Estoy seguro de que en las altas estructuras del PP no queda nadie con querencias franquistas, aunque no puedo decir lo mismo de otros niveles del partido, ¿a qué viene ese empeño en identificarse, o al menos en facilitar que los identifiquen, con el fenecido Régimen?

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