Palencia es una emoción:

01 junio 2009

Si yo no fuera español

Ando con pocas ganas de escribir, qué le voy a hacer. Ya es tarde y me he descuidado pasando la tarde en familia y disfrutando de la tarde de domingo. Si llevo años sin preocuparme del fútbol hoy no me pregunten quién desciende y quien asciende, sé que media España anda preocupada por ello pero a mí me trae al pairo: El mejor equipo del mundo, el de mi pueblo, debe estar en regional, creo. Injustamente, pero está.

Hoy me ha dado por leer la prensa internacional, en Gran Bretaña andan revueltos con la corrupción. No se trata de unos trajes, ahí no se andan con chiquitas, van a lo grande y el escándalo es mayúsculo. Nunca me ha gustado ser inglés. El mes que pasé hace años en Margate me permitió hacer buenos amigos para siempre, a los que luego nunca volví a ver, pero no son gente que en general me caiga bien. Sus guardias de aeropuerto, sus ciudadanos de a pie en plazas y calles y hasta las taquilleras del cine me parecieron demasiado estiradas, demasiado orgullosos de ser británicos, demasiado prepotentes. Y cada vez que me acuerdo de Margaret Thatcher me deprimo.

A los diez años empecé a estudiar francés, Francia está ahí mismo, a sólo unas horas de coche desde mi casa. Francia representó para mí y para otros muchos la libertad exterior, la caída de la boina, la cultura y la antítesis de la España de Franco. ¡Cómo cambiaba el paisaje, la ordenación urbana, el ritmo de vida nada más pasar por Hendaya! Mi primer dinero me lo gasté en mis primeras vacaciones en Francia. Volví a casa asombrado por Nôtre Dame, por el barrio Latino y por Montmartre. Lo de la torre Eiffel me dejó frío, conste. Es el país que nos abre Europa, es el idioma más hermoso que conozco, de chaval siempre quise, qué frustración, tener una novia francesa, lo que hubiera presumido yo delante de mis amigos. Ser francés estaría bien si no fueran tan… tan franceses. Y lo de 1808 no ayuda mucho. Sarkozy me interesa bastante, aunque más me interesa su esposa.

Hace un par de años descubrí Italia. Redescubrí Italia, quiero decir. Es la misma vida española, mediterránea, callejera, anárquica dentro de un orden, de relaciones personales profundas y próximas pero con agua por todas partes, nada de restricciones de ningún tipo, nada andar midiendo el agua del grifo, nada de reciclar el agua de las fuentes, nada de “pertinaz sequía”. Italia es la sonrisa ambulante, Italia es la chulería porque sí, pero sin resultar ostentosa ni agresiva, Italia es sol, luz y cultura. Que su presidente sea un fantoche, un papanatas y un inconsistente multimillonario, del que de una u otra forma depende toda la prensa italiana y que controla las diversas televisiones le quita interés.

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