Lo más suave que puedo decir de Farruquito es que me parece un personaje prescindible, alguien que no pinta nada en esta sociedad, algo que si fuera tomado como adorno público sería arrinconado por absurdo, pasado de moda, feo e inservible. Lo de aquel problema de tráfico cuando huyó es una somera demostración de su catadura. Sí, sí, seguro que será un gran artista, sea cual sea su especialidad. Y sin embargo me alegro por él, le felicito.
Y es que Telecinco, la cadena basura, la cadena obscena, la cadena vertedero, la cadena del váter, la cadena vomitiva, la cadena del putero italiano ha sido condenada a pagarle una porrada de euros por haberle denigrado a él y su familia durante un bautizo gitano. Me imagino los comentarios, todos de la misma baja condición humana que los presentadores y productores de La Noria, y me imagino la reacción de quienes lo escucharon. Ay, si esos comentarios hubieran sido expelidos en unas de las satánicas televisiones de la derecha, ay, el chavismo venezolano de nuestros dirigentes cómo se habría dejado notar.
Saben, es como lo de “cara de culo” que le dijo alguien a la Pajín, si semejante cariño hubiese sido despachado por un columnista de ABC o La Gaceta... En tal caso hubiesen temblado los cimientos de España, la progresía hispánica se habría levantado en armas otra vez contra la Caverna machista y troglodita, otra vez contra Franco redivivo, otra vez contra la España intolerante y fascista. Ah, pero como lo ha dicho Santiago Segura... la ofensiva expresión no pasa de ser una gracieta permisible. La doble vara de medir.
Pues muchas multas o indemnizaciones como ésa a Telecinco, la televisión indigna, la televisión ofensiva, la televisión de la ignorancia, estulticia, incultura, zafiedad, burricie e ignorancia. (Sí, ya sé que repito la palabra, lo hago adrede y motivadamente.) Hala, Vasile, a escardar cebollinos con tus presentadores basura, estultos, zafios y catetos.
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