Palencia es una emoción:

17 octubre 2009

La derecha, en la calle

La sociedad civil española empieza a organizarse. Me refiero a la sociedad conservadora, claro, la otra ya estaba organizada, está eternamente organizada, en eso la izquierda siempre ha sabido dar mil lecciones. Pero es que a los españoles les da miedo ser conservadores. Reconocerse conservadores, quiero decir. Vivimos en un país en el que la imagen progre que vendemos a los demás nos resulta importantísima, ser progre mola mogollón, sea por lo que sea, mientras ser conservador está mal visto.

De modo y manera que el conservadurismo español ha tratado de pasar acobardadamente desapercibido. Ha habido alguna forzada identificación interesada entre conservadurismo y franquismo, conservadurismo y fascismo, conservadurismo y caverna. Así que tocaba disimular y presumir de “modelno”. Así salían las encuestas, viva la progresía, aunque luego el voto a veces fuera por otra parte. Todo menos parecer conservador, que da vergüenza.

Quizá la cosa estaba también en que los representantes políticos de ese conservadurismo no estaban a la altura de su pueblo, no siempre podían presumir de antifranquistas (con lo que “vestía” haber pasado por la cárcel de Franco), de demócratas “limpios”, a veces incluso estaban manchados de corrupción y sobre todo estaban muy alejados de las clases medias, que no podían reconocerse en ellos. Entonces... viva la progresía.

Ahora parece que las cosas empiezan a cambiar, algunos ciudadanos de a pie no tienen temores de reconocerse conservadores, entienden que la dignidad también pasa por ser de derechas y se asoman en público y se manifiestan en calles y plazas, empezando por hacerlo contra el aborto. Quizá prescindir, al menos oficialmente, de los representantes políticos conservadores (y más con la suciedad que les está cayendo en Valencia y Madrid) y del amparo de la Iglesia Católica sea un gran acierto. Es la sociedad, desde sus entrañas puras y auténticas, la que empieza a moverse por su cuenta, empieza a reconocerse y a legitimarse desde abajo, desde la gente de la calle. Hablo de la gente que no tiene despacho ni moqueta, que no necesariamente milita en el PP de Rajoy, Aguirre o Gallardón y que sale a la calle decididamente, sin timidez, sin vergüenzas, sin complejos, con los mismos derechos que la “contraparte” que dice mi amigo Matías.

Y los medios de comunicación... Siempre ha habido medios conservadores, claro, pero a veces parecían serlo vergonzantemente, disimuladamente, con el ya aludido complejo de falta de legitimidad. Sin embargo en esta ocasión algunos se han “mojado” directamente en esta aventura, de manera no accidental, dispuestos a encabezar la reacción social no sólo momentáneamente, sino emprendiendo campañas propias y originales contra el aborto, luchando contra la estúpida idea de que abortar es progresista, de que abortar más es más progresista, de que ser más progresista es ser más feliz, de que todo lo anterior debe ser superado por el “progreso” de la sociedad, de que España sólo existe si es “progre”.

¿Por qué la derecha se hace tantas preguntas, por qué se sicoanaliza con tanto empeño? No veo los mismos complejos por la contraparte.

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