Que en la web de la presidencia española de la Unión Europea hayan sustituido la imagen de Zapa por la de Mr Bean puede servir para reír tanto como para llorar. Que toda Europa se entere de la imagen que muchos españoles tienen de nuestro dirigente no es para echar las campanas al vuelo, aunque es entretenido. La verdad es que realmente no se puede hablar de suplantación de identidad. O sí, Zapa es menos divertido.
Que Zapa pretenda salvar a Europa de la catástrofe económica cuando uno de cada tres parados europeos es español, ¿no es algo “misterbeaninano”? Que se rodee de asesores, González, Delors y Solbes, de los que siempre ha pasado ampliamente, al menos de los españoles, a los que no piensa hacer ni caso como es su costumbre, es puramente de pelis tan absurdas como Mister Bean.
Que Zapa pretenda salvar a Europa de la catástrofe económica cuando uno de cada tres parados europeos es español, ¿no es algo “misterbeaninano”? Que se rodee de asesores, González, Delors y Solbes, de los que siempre ha pasado ampliamente, al menos de los españoles, a los que no piensa hacer ni caso como es su costumbre, es puramente de pelis tan absurdas como Mister Bean.
Mister Bean predica con los gestos corporales, fundamentalmente faciales, mientras sus palabras son prescindibles, superfluas, hueras. Zapahuero predica su socialismo mediterráneo con gestos populares, otorgando regalías salidas de nuestros impuestos a todo bicho viviente, los homosexuales de algún remoto país africano incluido.

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