Andaba hoy con el sueño venciéndome, deseando escribir pero sin saber de qué. Me molesta cuando no lo hago, cuando paso un rato delante de la pantalla, mordiéndome las uñas y sin una idea que llevarme al teclado.
Reviso la prensa de mañana, qué chollo esto de interné, y me vuelvo a encontrar las palabras de Alfonso Guerra que han repicado una y otra vez los noticiarios durante todo el día. Que los que han apoyado a la señorita Trini son unos perdedores y lo demás son ganas de enredar con la verdad, viene a decir.
Es lo que tienen los abueletes, que ya no les importa lo que los demás piensen de ellos, que están por encima del bien y del mal y pasan de críticas, lo suyo es la petanca. No sólo los niños y los locos dicen la verdad, sino también aquellos contra los que nadie puede nada.
A agudeza verbal nadie le ha ganado nunca al ex vicepresidente, de sus dardos saben bien en el PP y, a la vejez viruelas, ahora le ha dado por cantar las cuarenta a los suyos. No hay nada peor que el fuego amigo, vaya. Que el descontento de la vieja guardia arranca de lejos también lo sabíamos, ahora vemos además que no parece tener fin.
De estas palabras de Guerra las más interesantes no son las que definen como perdedores a Zapa, Blanco y Rubalcaba (“Que se atenga a las consecuencias”) sino la coda final donde aseguraba: “…y todo lo demás son interpretaciones para salir del paso”. Y es que en ellas se encierra, me parece a mí, gran parte de la vida política, o al menos de la vida de los partidos: Salir del paso.
Disimular las frustraciones forma parte de la esencia del arte de gobernar. ¿Se imaginan la de alambicados ejercicios neuronales que han tenido que hacer todos los comprometidos con Trinidad Jiménez? Incluso el propio Tomás Gómez, la de vueltas que tiene que haber dado a su materia gris para encontrar la frase adecuada que manifieste aparentemente que no pasa nada, que todo está bajo control y que lo que ha pasado no ha pasado o si ha pasado no importa. A pesar de que nos parta por el medio la credibilidad pública, a pesar de que demuestre la falta de confianza en ti de tus propios conmilitones…
He ahí otra palabra importante y que mi teclado ha soltado sin darme cuenta: “Aparentemente”. Aparentemente la apisonadora de la ejecutiva provincial de Madrid ha pasado por encima de la ejecutiva nacional y aparentemente no ha causado daño alguno.
Y permítanme a mí también añadir esta coda: ¿Se imaginan lo que habríamos tenido que escuchar si algo sólo aparentemente semejante hubiese ocurrido con el PSC? ¿Habría habido al final estas apariencias de concordia, apariencias de empatía, apariencias de unidad, apariencias de que no había pasado nada? ¿Se imaginan que Zapa hubiese pretendido imponer su candidato al PSC? Y sí, ya sé que el PSC es otro partido, hermano, pero otro partido ¿O sólo aparentemente?
Es lo que tienen los abueletes, que ya no les importa lo que los demás piensen de ellos, que están por encima del bien y del mal y pasan de críticas, lo suyo es la petanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario