No se me ocurre ningún otro personaje, salvo Leopoldo Calvo Sotelo, de menos gracia, de menos atractivo y de menos sexapil (perdón) que José Montilla. Proponerlo como ejemplo erótico es tan imposible como enviar a Zerolo de embajador a Irán o enviarme a mí a una convención de pivots de la NBA.
Es penosa la machaconería de determinada izquierda en sexualizar todo. Sí, ya sé que “sexualizar” no existe en el diccionario, pero es que yo soy muy creativo, oiga usté. Y es que salvo los anuncios de coches (y colonias), que insisten en proponernos modelos coritas (me propongo enseñarles a ustedes a hablar en palentino) para anunciarnos un utilitario no hay nadie más empeñado en hablar de sexualidad que la izquierda. Jodé, qué pesaos. Desde los talleres sexuales en Extremadura hasta las jumentudes socialistas de Cataluña la izquierda se empeña en creer que sólo el sexo mueve al mundo. Oiga, que se equivocan, que también el mundo se mueve por ambición, por dinero, por orgullo, egoísmo, odio... ¿Por qué se empeñan sólo en promocionar el sexo?
Podían por ejemplo mostrar a una jóvena (La ex de Felipe González dixit) que en vez de irse por la pierna debajo de gustirrinín al votar a Montilla conseguiera quedar impune del asesinato de su hermano y quedarse con tres castillos y dos yates de herencia. O a un chavalote que después de votar al cordobés se encontrara con los bolsillos llenos de porros y tras fumarse un par de ellos se fuera feliz por las Ramblas cambiando a los viandantes porros por votos socialistas. Pero la mejor idea no es ésa y se la doy gratis et amore: cambiar un voto a Montilla por un puesto de trabajo. ¿A que es una idea genial? Sí, pero no se atreverán con ella. Mucho predicar sexo pero nada de trigo laboral.
Estas gentes van a lo facilote, están empeñadas en el sexo para mover el mundo. Al parecer para ellos carecemos de otros valores, somos extremadamente zafios y ramplones. Quieren convencernos de su bondad no con su programa inteligente, conciliador y deshacedor de entuertos, ¿para qué complicarse la vida pensando?, sino con tíasgüenas, como dice el gorrino de mi vecino del séptimo.
Lo que ya no tiene un pase de sectario, parcial y memo es la reacción templagaitas de la exministra Aido (pues que no vuelva), que en vez de afear el sexismo descarado de sus congéneres catalanes se ha salido por la tangente, calificándolo sólo como publicidad engañosa. Si fuera así, ¿no sería justo meterle un multón de tres pares de narices? Así se ha hecho con los de la pulsera esa, más falsa de los duros de seis pesetas, que promete toda clase de venturas por el simple hecho de llevarla en la muñeca. Después de haber abonando la cantidad suficiente.
Montilla ha tenido varios años de legislatura para hacerse la mejor publicidad electoral. Mal le van a ir las cosas por haberlos desaprovechado, torpe, torpe, torpe, y tener que invertir ahora los recursos de las juventudes del partido en tiasgüenas.
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