Me encanta que Pa Negre haya resultado tan afortunada en los premios Goya. No pienso ir a verla, hace tiempo que no existe para mí el cine español, pero me encanta que haya ganado una peli en catalán. Supongo que la traducirán, como las que están en inglés, que no harán como cuando habla Artur Mas, o cuando hablaba San Jordi Pujol, que se limitan a poner el karaoke pasando por abajo a toda velocidad.
Y es que me encanta lo catalán. Me encanta lo catalán como me encantan las gambas de Huelva o las sardinas del cantábrico, como disfruto una paella valenciana o como me emocionan un aurresku o una jota castellana. O la lucha leonesa, no se me pongan de morros los leonesistas que me asedian.
Debo ser de los pocos, ya decía yo en el post de ayer que soy raro, que no habrían protestado porque el entrenador del Gerona hablase en catalán en su rueda de prensa tras el pasado partido. Después de contestar a tres preguntas en castellano, Agné, natural de Zaragoza, comenzó a hablar en catalán tras ser preguntado por un medio en ese mismo idioma. Inmediatamente, los periodistas presentes en la rueda de prensa le solicitaron que hablara en español, pues no le entendían, a lo que el entrenador contestó "Respondo ahora en catalán, y las siguientes en castellano, no hay problema".
Sin embargo, los periodistas no lo aceptaron, con lo que el técnico del Girona se calentó más y espetó un "Basta ya, siempre con el mismo rollo, si no puedo hablar en catalán, no hay rueda de prensa". Se levantó, y se marchó, no sin antes preguntar "¿si fuera en inglés pasaría lo mismo?".
No sé si son peores los separatistas o los separadores. No incluyo en el primer grupo a nadie por querer hablar catalán, pero sí incluyo en el segundo a los que no le dejan. Tanto peligro tienen los separatistas como los separadores, tal para cual.
Al zaragozano entrenador del Gerona se le subleva la troupe periodística por contestar a una pregunta en catalán. Pues, vaya troupe, coño. Él sólo pedía contestar un momento en catalán, ¡una pregunta!, y seguir en castellano. ¿Tanto problema había? Aparte de que fácilmente alguien podía volver a hacer la misma pregunta en castellano y obtener la adecuada respuesta (no es tan difícil entenderla o, cuando menos, saber de qué trataba la cuestión), el hombre estaba dando muestra de su buena educación y de su amabilidad al indicar que enseguida volvía al castellano. ¿Por qué tanta exigencia, por qué tanta intransigencia?
Por cierto, los periodistas que le pidieron que hablara en español se equivocaron en otra cosa: el catalán es español, tan español como el castellano, que era la Lengua que empleaba en un principio el señor Agné. ¿Quién dice que lo catalán no es español? ¡Separatistas y separadores, naturalmente!
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