Soy un bicho raro, me lo dijo ya hace muchos años una putilla del barrio cuando rechacé sus servicios. A cualquier cosa le llaman “servicios”. Pero como además me molesta San Valentín, el día del padre, el de la madre, el del orgullo gay y hasta el día de navidad, pues eso, que soy “raro, raro, raro” que diría el padre de aquel famoso cantante. Yo suelo decir: "No, solamente soy original".
Me molesta tener que divertirme a toque de corneta, me molesta tener que ser dulce, familiar y amable porque llegue navidad, me molesta tener que ser amoroso porque llegue San Valentín. Me molesta la superficialidad de una sociedad que me molesta por ser como es. No sé si se me entiende. Si me explico, quiero decir mejor.
Es que hoy he pasado por un comercio. Por dos. Por varios más. Y en algunos de ellos he encontrado un tierno cartel en el que, enmarcados por un estomagante corazón de rosas, dos supuestos novios se miraban arrobadamente cual pichonzuelos en primavera. Y en el cartel ponía: “Hoy es San Churri y Santa Cari”. Y debajo: “¿No vas a hacerle ningún regalo? Entra aquí, encontrarás lo que buscas”.
Iba yo a hacerme un análisis de sangre, un electrocardiograma y dos o tres análisis de orina. Me entró tal arrebato al ver ese cartel en tantos comercios que al final terminaron haciéndome un control de alcoholemia. Y otro de drogas varias. Ya puestos también me hicieron un encefalograma. Por si acaso.
Si se lo hubieran hecho a los que inventaron San Valentín y el cartelito que les he descrito más arriba, habrían dado encefalograma plano.
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