A mí siempre me ha parecido una tontería exigir a Herri Batasuna o a cualquiera de sus cabezas mutantes que condenara el terrorismo. No he podido entender el empeño de nuestras autoridades en exigir unas palabras que siempre pueden resultar vanas o falaces y que en cualquier caso son rápidamente arrastradas por el viento.
Ahora Sortu ha “rechazado” los últimos acontecimientos terroristas en el País Vasco y con ello ha puesto un poquito más difícil su ilegalización. Sin duda va a ser ilegalizada, pero sus palabras dan argumentos a sus seguidores y enfebrecidos fans, no hay más que leer, con guantes y mascarilla, “Públiko” y las opiniones de sus lectores digitales.
Sortu puede perfectamente hoy decir una cosa que suene agradable a los oídos de los jueces y mañana pasar a ETA una lista de los vecinos del pueblo y sus posesiones, por ejemplo. O puede pasarle un tanto por ciento del sueldo de sus concejales. Tenemos amplia experiencia en pagar a nuestros asesinos, sus armas y sus confidentes con nuestros propios impuestos.
ETA acabará cuando ya no queden jóvenes vascos que deseen sumarse a sus filas, bien por presión policial o por decisión política. Lo que diga Sortu siempre será dicho con la boca pequeña, todos sabremos que en realidad piensan lo que piensan y que en cuanto puedan harán con la información y los dineros que reciban lo mismo que han hecho cada vez que han podido.
Mientras tanto los enloquecidos chavales que quieran sumarse a la banda asesina van a seguir haciéndolo… hasta que la policía les pare los pies, como acaba de suceder en Francia ayer. Pero se seguirán enrolando en esa banda de tontos de capirote con pistolón al hombro porque el ambiente en el que viven les incita a ello, porque saben que Sortu es sólo una comedia con un fin determinado. El fin siempre justifica los medios y si hay que mentir para conseguir la independencia del País Vasco ¿van a arredrarse aquellos que no tienen empacho en matar?
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