Artur Mas se vuelve enfadado de Madrid y la culpa la tenemos los demás porque no le damos el dinero que él
quiere. No, no es que los catalanes paguen más dinero que los de Venta de
Baños, por ejemplo. No hay en la ley nada que discrimine a quien tenga la suerte
de vivir en Reus, pongamos. Los impuestos, que son individuales en todas
partes, paga más el ciudadano que más tiene, se utilizan para buscar un reparto
más equitativo de la riqueza, buscando el equilibrio de los territorios.
También en Madrid se produce este mismo fenómeno: Recauda mucho más impuestos
de lo que luego el Estado invierte en esa comunidad autónoma: Hay que repartir.
La solución de Artur Mas ante los
graves problemas económicos es echar la culpa a los que no son catalanes. Lo poco
que le dejó sin gastar el tripartido derrochador socialindependentista se lo
está gastando él en televisiones propagandísticas y embajadas en vez de hacerlo
en médicos y maestros. Y quiere que ese derroche de dinero se lo paguemos
nosotros. ¿No sería más justo cerrar emisoras laudatorias y ahorrar en carísimos
alquileres en Nueva York o París? El nacionalismo catalán quiere que esos
vicios se los paguemos los demás.
Sale siempre mucho más bonito y
eficaz echar la culpa al de fuera; es algo que todos los gobiernos comparten
más tarde o temprano… cuando echan la culpa al anterior gobenante, por ejemplo.
Las dictaduras siempre buscan un enemigo extranjero, pasó con Franco y con la
dictadura de Argentina. Cuando la culpa la tienen los demás no sólo se exculpa
uno de los propios errores, qué infantil resulta, sino que se aglutina al pueblo
para la defensa contra el enemigo exterior.
Los catalanes no pagan más
impuestos que los demás, nadie les expolia, España no les roba. Antes al
contrario, además de su carácter emprendedor, culto y bien dispuesto para los
negocios Franco les proporcionó una mano de obra barata al obligar a emigrar a miles
de castellanos y andaluces. Sólo del interés de Franco dependió que la SEAT se
instalara allá donde no había trabajadores en vez de hacerlo donde sobraba mano
de obra al irse mecanizando el campo.
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