Entiendo que las libertades son
aspectos sagrados de nuestras vidas que hemos de esforzarnos en cuidar. Sin
libertades no somos nada salvo instrumentos en manos de los malvados. La Libertad
de expresión es una de las más elevadas manifestaciones de la naturaleza humana.
Yo no puedo utilizar mi libertad
para acosar, ofender o agredir a los demás porque frente a mis derechos están
los derechos de los demás. El respeto a los demás, a sus diferencias y a sus
legítimas actuaciones no impide mis posibles críticas, así como éstas no deben
llevarme a la falta de respeto.
La religión es una de las más importantes
libertades de pensamiento y debe ser por eso defendida, facilitando la
convivencia con la crítica. Pero en occidente la ofensa se ha instalado con demasiada
facilidad, incluso haciéndose de la militancia religiosa ocasión para la mofa y
la ofensa.
El video de burla a Mahoma se ha filmado
sabiendo cómo iba a ser recibido por los países islámicos, sabiendo que iba a causar
dolor, enfrentamientos internacionales de especial gravedad e incluso
destrucción y muerte. Nada de eso ha importado porque se ha hecho precisamente
para causarlo. Ha sido llevado a cabo por una persona conocida por sus fobias
antiislámicas. Ha buscado con especial interés precisamente eso que ha causado.
El semanario francés que publica
más viñetas burlonas sobre Mahoma lo hace sabiendo que está echando más gasolina al
fuego, que en nombre de la libertad de expresión está ofendiendo las
conciencias de millones de personas en lo más íntimo, en aquello que más
aprecian. Y se hace a sabiendas de los perjuicios que va a ocasionar, desde
escuelas cerradas a posibles muertes de diplomáticos franceses.
Que los más bárbaros entre los
islamistas hayan buscado venganza en vez de justicia sólo define su barbarie,
su atraso ético y cultural. La venganza se busca en las revueltas y la justicia
en los tribunales, comprender algo tan elemental no parece estar al alcance de
determinadas mentes atrasadas. Los dirigentes que animan a la revuelta y a los
que excita el olor a sangre nunca pueden ser hijos de Dios en el sentido que
las religiones quieren darle. Dios, aclamado bajo el nombre que sea, nunca
puede querer venganza ni dolor ni muerte.
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