Andamos sumergidos entre quienes
quieren españolizar a Cataluña, los que se niegan (¿por qué es más lícito catalanizar
que españolizar?¿Nadie tiene bemoles de decírselo a Artur Mas? ) y los que
afirman que España se irá al garete sin Cataluña. Y Cataluña sin España. De ministros
y exministros hablo.
Dice Ruiz Gallardón que “La separación
de Cataluña acabaría con la nación española”. Aún sintiéndome tan español como
cualquier otro ciudadano de esta inmensa soledad llamada Tierra de Campos
empiezo a pensar que no me importa que España se deshaga, que se vaya todo a
freír churros y que Cataluña y Euzkadi se independicen de una vez por todas.
Eso sí, primero que devuelvan a Castilla todo lo que se han llevado, obreros y
sus fábricas, empleados y sus oficinas, impuestos y riqueza. Y como postre que
nos devuelvan todas las obras de arte del museo Marés: “Origen Castiella,
procedencia desconeguda”.
Si se procede a esa
independencia, que se tome nota de quiénes la propiciaron, quiénes se callaron,
quiénes colaboraron y qué políticas la favorecieron, hay que aprender de los
errores, claro. Y que queden apartados de la política aquellos políticos que
hablaron “catalán en la intimidad” cuando les interesó o que iban a aprobar “todo
lo que venga de Cataluña”. ¿Así sin más ni más, sin controles constitucionales,
porque lo digas tú?
Y a partir de ahí con las
empresas que ya han hablado de abandonar Cataluña y con otras nuevas podríamos
dedicarnos a crecer y prosperar, sin tener que pagar el sueldazo de Artur Mas y
sus embajadas, sin tener que soportar en silencio que proscriban el castellano
en los patios de las escuelas ni manipulen la Historia para crear Una Cataluña Grande
y Libre a cuenta de los demás.
A partir de ese momento el Ebro volverá
a ser un río español, para que beban también los catalanes, y volviendo los
ojos a la Castilla nuclear que nunca traicionó a España a pesar de los malos
tratos que recibió de ella, volviendo los ojos a esa Castilla que en los años
de la Transición pareció ser la culpable de las siete plagas de Egipto y fue
rechazada por todos, se podrá rehacer España, repartiendo la riqueza por todas
las partes en vez de acumular el progreso, la riqueza y los habitantes en el
centro solamente.
La independencia de esas regiones
se producirá por la manifiesta incompetencia de los políticos y por los “españolistas”
que no fueron a la manifestación de Barcelona el 12 de octubre pensando “otros
irán por mí”, y a pesar de algunos empresarios que ya han manifestado su oposición
personal y empresarial, detrás de Lara acaba de hablar en ese sentido el
presidente de la red comercial de Volkswagen-Audi que ha anunciado su salida en
el caso de la independencia de Cataluña. Por cierto, ¿a qué espera Isidre Fainé
para manifestarse en un sentido o en otro? ¿Miedo, ventajismo u oportunismo?
Mucha jeta.
1 comentario:
No vamos a cambiar nunca. Lo más natural, que cada uno decida lo suyo, se ve desnaturalizado de la forma más mezquina...
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