Amancio Ortega acaba de donar
veinte millones de euros a Cáritas y la progresía hispana, parte de ella, está
que echa las muelas. Todo lo que huela a Iglesia o a capitalismo rezuma maldad,
vaya, y por lo tanto en este caso huele mal por partida doble.
Cierto que este gesto es caridad,
no es justicia. Siempre he pensado que la caridad llega allá donde no llega la
justicia, damos una limosna a un pordiosero porque es víctima de la injusticia
y la sociedad no le ha proporcionado ese puesto de trabajo al que debería tener
derecho sin más. Esa limosna ciertamente no contrarresta la injusticia, pero
limita parcialmente sus perniciosos efectos y sumada a otras muchas puede
llegar a permitir la superviviencia del afectado.
El dueño de Zara es un gran empresario
y multimillonario, por lo tanto es permanentemente sospechoso de aprovecharse del
paria de la Tierra, y seguramente algo de razón habrá en ello. Pero ha donado
veinte millones de euros para que una organización caritativa ayude a comer a
los hambrientos..., algo muy evangélico, ciertamente, pero nada progre porque
supone (¿?) aceptar la injusticia en vez de combatirla. Lo que no entiendo es
que otros muchimillonarios de España, de orientación izquierdista dueños de
emporios de prensa, por ejemplo, no hayan recibido críticas semejantes, sino la
aceptación de sus millonadas por el hecho de defender con sus periodistas
políticas etiquetadas de progres. Sospecho que al señor Ortega se le ha
olvidado subvencionar económicamente o impulsar ideológicamente al ala pijoprogre
de nuestra sociedad.
Sí, claro que Amancio Ortega
tiene fábricas en países tercermundistas y paga a sus obreros salarios de
miseria comparados con los sueldos de España… Se me ocurren varios argumentos
en su defensa (paga salarios justos en su ámbito, crea puestos de trabajo,
contribuye al desarrollo económico de esos países) pero creo que tampoco pasa
nada por admitir que todos tenemos claros y oscuros, que nadie es
maravillosamente perfecto y que hasta este señor tendrá algún defecto puesto
que es humano.
La madre del cordero de estas
críticas está en la proximidad del generoso (y esencialmente altruista a pesar
de la pequeña desgravación que puede llevar) gesto a la caridad cristiana, que
el objeto de la donación fuera una organización ajena al ámbito pijoprogre y
que el señor Ortega sea forzosamente sospechoso por ser rico.
Que vaya aprendiendo la lección y
la próxima ocasión además de dar de comer a los pobres haga exactamente lo mismo con los ricos… de
izquierdas.
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